Mi Batalla con el Orgullo
Marzo 26, 2019
Mi Batalla con el Orgullo
Mi Batalla con el Orgullo
La Verdad
de Hoy
Nadie tenga
un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí
mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado. (Romanos 12:3b, NVI).
Entre Amigas
Un famoso explorador en Sur América se vio
obligado a abandonar su viaje por un enemigo casi invisible. Él estaba equipado
para enfrentar leopardos, serpientes, y cocodrilos. Ellos demostraron no ser
una amenaza, pero lo que él falló en considerar fueron los diminutos insectos
llamados jejenes. Los jejenes son tan diminutos que en Norte América los
llamamos “no-see-ums.” “no se ven.”
El orgullo y los jejenes tienen mucho en
común. El orgullo llega en pequeñas maneras, acciones que no se ven, pensamientos
sutiles o comentarios desapercibidos.
Actitudes descuidadas e ideas aleatorios son los principales factores
que contribuyen al orgullo. Debemos hacernos cargo de esos pensamientos,
disciplinas o actitudes, entrenar nuestros procesos de pensamiento para
rendirse y obedecer a Dios.
El orgullo ama residir en una vida de
pensamiento indisciplinado, cambiando la configuración y dictando actitudes con
poca o sin ninguna resistencia. Cuando Pablo animó a los creyentes en Roma a
cultivar el “juicio sobrio” (la moderación), estaba advirtiéndoles que se
hicieran cargo de la mente, negándose a permitir que entrara cualquier
pensamiento que pudiera entretener el orgullo. Una vida de pensamiento disciplinada
es el propio fundamento de un viaje victorioso con Dios.
Muchos de nosotros intentamos encontrar el
valor y la identidad en lo que hacemos –no en quiénes somos. Como resultado, nuestras acciones tienen la
intención de llamar la atención de todos y de cada uno en un esfuerzo vano por
establecer un valor propio. Tal vez hay gente en tu vida que es difícil de
amar. Nuestra responsabilidad es amar y aceptar a esas personas difíciles sin
insistir en que cambien o contar con ellas para que cambien. Con el fin de hacer
eso, debemos elegir la gracia y la humildad sobre el orgullo y la censura. El
orgullo se desvanece bajo la amorosa mirada de nuestro Padre, quien simplemente
anhela que cada uno de nosotros nos veamos a través de Sus ojos –ni más, ni
menos.
Nuestro frente de batalla contra el orgullo
es la mente. Estamos en guerra por el control de la mente. Pablo reconoció esa
verdad y nos animó a continuar en la batalla, “Llevamos cautivo todo
pensamiento a la obediencia de Cristo.” (2 Corintios 10:5, NASB[1]). Llevar algo cautivo es una táctica militar
que deberíamos emplear bien, porque la dura realidad es que cuando se trata de
nuestra vida pensante estamos en una gran batalla –especialmente cuando lidiamos
con el orgullo.
A veces parece como siel orgullo pudiera en
realidad arrastrarse en mi mente y agarrar cualquier pensamiento indisciplinado
que está flotando por ahí. El orgullo luego arroja esos pensamientos aleatorios
en mi corazón como una actitud mezclada con la ardiente arrogancia. Podemos
cambiar nuestras vidas al cambiar cómo pensamos. Podemos dictar las actitudes
de nuestro corazón fijando nuestros pensamientos en Dios y en Su verdad. El
resultado espaz, la cual se opone al orgullo, eligiendo la humildad en su
lugar. “Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía.”
(Isaías
26:3). ¿Qué significa “fijar” nuestros pensamientos? El Diccionario Webster
define “fijo” como “rígido, sólido o firme.” Debemos aprender a fijar nuestros
pensamientos en la verdad de la palabra de Dios. Tenemos que ser rígidos
controlando nuestros procesos de pensamiento, aferrándonos firmemente a los
estándares de Dios para la mente. El resultado va a ser una manera estable de
pensar y de vivir. Para prevenir el orgullo se requiere una decisión de hacerse
cargo de nuestra mente.
Una vez salí con un hombre joven que pensaba
que era “el único.” Por alguna razón a mi madre no le gustaba él. Conociendo
muy bien a su hija, mi madre no dijo nada, pero estoy segura que estaba de
rodillas rogándole a Dios que sacara a ese hombre de mi vida. Él lo hizo.
Eventualmente rompimos y mi madre finalmente me explicó que tenía un problema
con este muchacho. “Si pudiera comprarlo por o que vale y venderlo por lo que
él cree que vale, ¡yo sería millonaria!” Mi mamá tenía cierta habilidad con las
palabras. ¡Estaba tan en lo cierto! Hoy, ese hombre está fuera de un
ministerio, está divorciado, y vive una vida que no le agrada a Dios. Su
orgullo le robó lo mejor que Dios tenía para él.
No permitas que eso
te ocurra. Huye de cualquier persona o cosa que promueva una actitud orgullosa.
Elimina las fortalezas del orgullo en tu vida. Clava tu ego a la cruz y
decláralo impotente. Celebra el trofeo de la gracia que estás en Dios.
Vamos a orar
Padre, Te agradezco
por la gracia que me das. Te agradezco porque la gracia cubre todos mis pecados
con amor y perdón incondicional. Ayúdame a caminar en la gracia, apartándome del
orgullo y de la arrogancia. Dame un espíritu humilde que guíe a otros hacia Ti.
En el Nombre de
Jesús,
Amén.
Ahora es Tu Turno
Uno de mis ejercicios favoritos
en el tiempo de quietud es crear un acróstico usando una palabra del pasaje de
las Escrituras que he leído ese día, señalando y explicando la verdad principal
en la Escritura. ¡Inténtalo! Permíteme ayudarte a empezar.
P. Pomposo estado mental
R. Rechazado
I. Yo, sentencio mi ego a
D. Morir
E. Eliminando el orgullo.
PRIDE (Orgullo)
Más de las Amigas GiG
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Traducción: Norma Galvis
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