Convierte el “¿Por qué a Mí?” en “¿Y ahora Qué?”
La Verdad de Hoy
“Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a
pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo. El
oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que
vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es
digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.” (1 Pedro 1: 6-7, NVI)
Entre Amigas
Mi hijo y yo nos sentamos en el piso de su
habitación jugando Rummy. Teníamos solo unos cuantos minutos antes de salir
corriendo al registro para su clase de natación de verano y queríamos entrar en
una ronda más de juego. Este verano estaba probando ser el mejor de todos.
Nuestra Golden Retriever, Ginger, acababa de darnos siete adorables cachorros,
Steven estaba disfrutando su sexto verano de vida, y después de cuatro años de
dolor en el corazón por las pruebas negativas de embarazo, Dios nos había
sorprendido con una nueva vida creciendo en mi vientre.
Pero cuando Steven y yo nos sentamos en el suelo,
sentí una sensación cálida y pegajosa corriendo por mi pierna. Una ida al baño
confirmó mi mayor temor.
Luego esa tarde, nuestro bebé murió, y ahora nos
está esperando en el cielo.
Empezamos un verano lleno de vida y alegría, y
rápidamente se convirtió en una estación de gran pérdida y tristeza. Hice duelo
por ese niño por el cual había orado. Sentí el dolor de mis brazos vacíos.
Una vez escuché a alguien decir, “Nunca supe que
podía extrañar a alguien que no había conocido jamás.” Ahora entiendo. Nunca lo
supimos con seguridad, pero en mi corazón sentía que mi bebé había sido una
pequeña niña.”
Durante esos meses de verano, pasé por el proceso de
duelo paso a paso. Voy a admitir que estaba enojada con Dios por “burlarse” de
mí con este regalo de un hijo y luego llevárselo. Pero a través de los meses y
años que siguieron, Dios me enseñó muchas lecciones sobre mí misma, sobre Él, y
sobre confiar en Su amor inquebrantable.
Creo que cuando pasamos por una prueba que nos hiere
profundamente, Dios puede usarla para enseñarnos valiosas lecciones. Algunas de
esas lecciones son un entendimiento más profundo de quién es Dios, quiénes
somos, y en lo que creemos verdaderamente. Nuestra fe crece en la placa de Petri
de las luchas en el laboratorio de la vida.
Una de mis lecciones más valiosas, a través de todas
mi heridas y cicatrices, fue la decisión de dejar de decir “¿por qué a mí?” y empezar
a decir “¿y ahora qué?” Pero la lección que continúa retumbando como un suave
trueno es la verdad del infalible amor de Dios.
Durante los meses que siguieron a la pérdida de
nuestro hijo, luché con Dios. Tal como Jacob luchó con Dios en la oscura noche
de su alma, yo también luché.
¿Cómo podría Él
amarme y permitir que esto suceda? ¿Por qué Dios me negaría mi sueño? ¿Él es
capaz? ¿Es bondadoso? ¿Realmente Él está ahí?
Fue un verano seco... en mi corazón y en mi alma.
Nadie podía ayudarme, consolarme, o levantarme de mi profundo hoyo de tristeza.
Y si bien no quería hablar con Dios, Él jamás se alejó de mi lado.
Pacientemente, espero a que yo clamara a Él... para decir, voy a confiar en ti aunque no entiendo.
Es fácil confiar en Dios cuando la vida está saltando
de felicidad. Es una fe más profunda la que se forma cuando el salto se detiene
para arrastrarse lentamente en la desesperación. Honestamente, no disfruto
nunca las luchas, pero me deleito en la comprensión más profunda de Dios que se
forja en el fuego.
Como Pedro escribió, “Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora
han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo. El oro, aunque
perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho
más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de
aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.” (1 Pedro 1: 6-7, NVI).
Vamos a Orar
Amado Señor, a veces ocurren cosas en mi vida que
simplemente no entiendo. Pero sé que Tú tienes la tapa de la caja de las piezas
del rompecabezas, y Tú sabes cómo encajar todas las piezas. Confío en Ti,
Señor. Aunque Tus caminos pueden girar y dar la vuelta como a través de un
laberinto, sé que Tú no cometes errores. Tú eres bueno... todo el tiempo.
En Tu Nombre,
Amén.
Ahora es tu turno
¿Cuál ha sido el momento en tu vida
cuando no entendiste los caminos de Dios?
¿Cuál fue el resultado final de la
increíble prueba de Job? (Job
42:10,12)
¿Puedes confiar en Dios como Job
lo hizo cuando su vida se hizo pedazos?
Deja un comentario y comparte con
lo que estás confiando en Dios hoy.
Más de las GiGs
A veces la vida no resulta como
pensábamos. Pero Dios no quiere que nos quedemos atascadas en nuestra tristeza.
Él anhela que convirtamos nuestro dolor en propósito, nuestra herida en
esperanza, y nuestras miserias en un ministerio. Pero la única manera en que Él
puede hacer esto es si estamos dispuestas a darle a Él las piezas rotas de
nuestros sueños destrozados y permitirle a´-el que haga un hermoso mosaico de
los fragmentos. ¿Estás lista? Ahora es el tiempo. Puedes aprender cómo hacer
precisamente eso en mi libro, Tus Cicatrices son Hermosas para
Dios: Cómo Encontrar Paz y Propósito en las Heridas de Tu Pasado. (De venta en Librería CLC - Colombia)
Traducción: Norma Galvis
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