El Suave Susurro de Dios
Marzo 15, 2019
El Suave Susurro de Dios
El Suave Susurro de Dios
La Verdad
de Hoy
Entre Amigas
Es totalmente cierto que tenemos que aprender
a quedarnos quietos con el fin de escuchar a Dios. Porque Dios nos lo dice en
los Salmos:
Amo la historia de Elías el profeta, quien
está esperando escuchar de Dios sobre el hombre que lo va a reemplazar y continuará
con el ministerio. (la historia de Elías se encuentra en 1 Reyes 19).
Elías le pide a Dios que le hable. Elías pasa
por una gran tormenta ─pero Dios no le habla en la tormenta. Experimenta un
terremoto ─pero Dios no le habla en el terremoto. Ve un gran fuego ─pero una
vez más, Dios no le habla en el fuego. Elías finalmente escucha a Dios en una tranquila
y suave voz ─en un suave murmullo.
Dios va a usar su vara de 2 x 4 (pulgadas) para
llamar nuestra atención cuando nada más funciona. Pero Él prefiere llamar
nuestra atención a través de una tranquila y suave voz. Debemos aprender a
estar quietos con el fin de escuchar el suave murmullo del Espíritu de Dios.
Si has establecido un tiempo diario con Dios,
no tienes duda que has descubierto la realidad de que en el minuto en que tu
cuerpo se queda quieto, tu mente y tu corazón se ponen en marcha. Tu mente te
muestra todas las cosas que tienes que hacer, mientras que tu corazón te
recuerda todas las cosas por las que estás inquieta o preocupada. Uno de los
retos de quedarse quieto es lidiar con estos asuntos.
Dentro de la fe de los cuáqueros, hay una
gran enseñanza sobre el concepto de “centrarse en.” Es una manera de lidiar con
los deseos de la mente cuando logramos quedarnos quietos para impulsarnos hacia
la reflexión y el pensamiento. El punto de lo que yo llamo “tiempo en la silla”
o tiempo a solas con Dios no es para reflexionar y pensar –sino para aclarar la
mente y el corazón para que puedas escuchar a Dios.
He desarrollado mi propia práctica de lo que
he aprendido de los cuáqueros. Lo llamo “centrifugar.” He aquí cómo me
funciona esto. En el minuto en que trato de quedarme quieta, mi mente (mi
intelecto) entra en marcha y me recuerda toda clase de cosas:
¿Qué hay aún en mi lista de “cosas por hacer”?
¿Qué necesito dejar hecho para mañana?
¿Qué olvidé hacer hoy?
¿Qué hay de las facturas que todavía tengo
que pagar?
¿Hay dinero suficiente en nuestra cuenta bancaria
para pagar esas facturas?
El corazón (mis emociones) hacen lo mismo. En
el momento en que me quedo quieta, mis emociones toman el control y me traen a
la mente:
Las heridas o pérdidas recientes
Cualquier cosa por la que estoy preocupada
Mis amigos que están luchando
Lo cansada que estoy
Lo deprimida que estoy
Lo frustrada que estoy
Lo que está ocurriendo en la mente y en el corazón
es en realidad contraproducente. Estás intentando quedarte quieta para escuchar
a Dios. Y, sin embargo, tu mente y tu corazón están acelerándose, sin querer sentarse
y quedarse quietos en absoluto.
Ahí es donde el centrifugar entra en juego.
Imagínate a ti misma intentando centrarte –intentando llegar a un lugar donde
tu cuerpo, tu mente, y tu corazón están quietos para poder escuchar a Dios.
Empieza orando, “Jesús –quiero escuchar de Ti hoy. Ayúdame a centrarme. Ayúdame
a apartar cualquier distracción que me venga a la mente.”
Luego, cuando me quedo quieta, algo salta en mi
cabeza o en mi corazón. Pienso por un momento, hago un plan para lidiar con
esto más tarde, y luego lo aparto. Literalmente me lo imagino abandonando mi
mente y mi corazón y saliendo despedido. Cuando la siguiente preocupación o
idea o dolor llega, hago lo mismo.
A menudo pienso frases como estas que me ayudan
a segregar:
“No puedo arreglar eso ahora mismo –voy a
lidiar con esto más tarde.”
“Estoy preocupada por eso –pero Dios, te lo
confío a Ti.”
“Necesito dejar eso hecho –pero no ahora mismo.”
“Necesito un momento para procesar eso –pero eso
es para otro día.”
Mi experiencia es que cuando aprendo a practicar
el centrarme al centrifugar las ideas de mi cabeza y a los sentimientos de mi
corazón, me quedo lo suficientemente quieta para escuchar esa suave y tranquila
voz de Dios.
Vamos a orar
Dios Padre, quiero
crecer en mi fe. Sé que necesito pasar tiempo de calidad contigo cada día. Por
favor ayúdame a aprender cómo centrarme. Enséñame como quedarme quieta y
tranquila delante de Ti, sin entretener pensamientos o sentimientos que me
impidan escuchar Tu voz. Sé que anhelas pasar tiempo conmigo. Gracias por
amarme. ¡Entro a Tu presencia con alabanza!
En el Nombre de Jesús,
Amén.
Ahora es Tu Turno
¿Por qué crees que Jesús se iba solo
con frecuencia a orar? Determina un lugar donde puedas pasar tiempo a solas con
Dios en oración. Ahora haz un plan y comprométete a hacerlo.
Más de las Amigas GiG
¿Necesitas ayuda? El
devocional de hoy es un extracto de Chair Time, Tiempo en la Silla, un libro
Electrónico escrito por el esposo de Mary, Dan, que dice: “¡Hemos complicado
demasiado la oración! En su forma más pura, es hablar con Dios y escuchar a
Dios. La mayoría de nosotros tenemos la parte de hablar. La parte de escuchar –no
tanto.”
¿Buscas
recursos que te ayuden a crecer en Cristo? Visita la tienda en
línea de Mary por una gran selección de libros, CDs, descargas de MP3, Estudios Bíblicos en Línea ¡y
más!
Asegúrate de revisar los MP3s GRATIS en
la página web de Mary y contacta a Mary por E-mail, Twitter, Instagram, Shopify, o en Facebook.
Traducción: Norma Galvis
Comentarios
Publicar un comentario