La Invitación



Marzo 20, 2019
La Invitación
Jennifer Kennedy Dean

La Verdad de Hoy

Tú has dicho, ‘Busca mi rostro.’ Mi corazón te dice, ‘Tu rostro, Señor, busco’ (Salmos 27:8, ESV[1]).

Entre Amigas

Cuando yo era una niña pequeña, amaba a mi abuelo Dick. Él vivía a unas cuantas horas de nosotros. Cuando nos dirigíamos a casa del abuelo, difícilmente podía esperar para estar en su presencia. Cuando aparecían los puntos de referencia que me decían que nos estábamos acercando, mi impaciencia crecía. Mientras conducíamos sobre la entrada de su casa, él siempre estaba esperando en el jardín frontal. Corría al automóvil, me levantaba y me decía, “Aquí está mi niña” y me daba vueltas en su alegría de verme.

Así es cómo Dios te responde cada vez que te vuelves a Sus caminos. Brazos extendidos, listo para girar.

En nuestra relación con el Padre, Él siempre es el iniciador y nosotros somos siempre los que respondemos. El Padre está siempre alcanzándonos, conquistándonos, cortejándonos, y atrayéndonos. No tendremos que ejercer alguna actividad o ritual para llamar Su atención. Si atención nunca se ha apartado de ninguno de nosotros. Antes de que comenzara el tiempo, Él ya había puesto Su corazón en ti y sentó las bases para tu salvación.

Cuando tú y yo nos sentimos atraídos en dirección a Dios, puede sentirse como nuestro propio instinto. Cuando decidimos clamar a Él, puede que se sienta como nuestra idea. Cuando nos encontramos inclinados hacia Él, podemos sentir como si lo estuviéramos buscando. Sin embargo, en realidad, cada vez que tenemos un impulso para buscar las cosas de Dios, estamos respondiendo a Su invitación.

A menudo complicamos la oración, pensando que tenemos que encontrar una manera de convencerlo de que se haga cargo de nuestras necesidades o que se dé cuenta de nuestra situación difícil. Imaginamos que hay un cierto formato que Él exige o una emoción particular que Él espera antes de que podamos acudir a Él en oración.

¿Podría quitarte la carga si sabes que no tienes que atraer a Dios porque Él te está cortejando? ¿Disminuiría tu ansiedad saber que Dios te está llamando a orar, y que Él te invita a visitarlo porque te ama y desea que te deleites en Él en lugar de sentirte ansiosa por estar a la altura? Él te atrae a Su presencia y te invita a Su actuar a través de la oración debido a Su placer exuberante, lujoso y gozoso que Él toma en ti.

La inclinación que sientes hacia Dios ahora mismo, en este mismo momento, ¿es Dios llamándote? Ahora mismo, Dios está diciendo: “Hija, ven a hablar conmigo. Estoy aquí para ti." Todo lo que tienes que hacer es responder.

Solo di que sí. Encontrarás Sus brazos abiertos esperando.

Vamos a Orar

Padre, respondo a u amor. Aquí estoy. Quiero vivir en la plenitud de Tu amor por mí. Acepto Tu invitación a estar cara a cara y corazón a corazón contigo. Me regocijo en la asombrosa realidad de que Te alegra mi presencia. Recuérdame Tu verdad cuando mis emociones intente decirme algo más.

En el Nombre de Jesús,

Amén.

Ahora es tu Turno

¿Cuál es tu reacción inicial al escuchar que Dios se deleita en ti?  ¿Los sentimientos de vergüenza o la sensación de no ser lo suficientemente buena le dan color a tus momentos de oración? ¿Qué podría cambiar si crees que Dios te ha invitado a Su presencia porque Él te adora?

Más de las Amigas GiGs

He estado pensando, estudiando, enseñando, y escribiendo sobre la oración desde que tenía 20 años –más de cuarenta años. Desde el comienzo, mi pregunta ha sido sobre conocer la diferencia entre una vida de oración y una vida orando. Quiero saber cómo escuchar la voz presente de Dios en Su Palabra viva, y quiero vivir y moverme en una relación en tiempo presente con el Jesús Vivo. Mi libro Conversations With the Most High Conversaciones con el Altísimo, surgió de ese doble deseo.


Traducción: Norma Galvis, ncgalvis@gmail.com.


[1] Versión Estándar en Inglés, traducción personal.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Codicia Huele Mal

Qué Tienen de Común Tú y la Mujer Maravilla