¿Estás Jugando Este Juego?
La Verdad
de Hoy
Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de
Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. (1 Pedro 5:6)
Entre
Amigas
En mi tiempo libre, ayudo a entrenar a
nuestro equipo de voleibol de la escuela secundaria. Permíteme reformular eso,
porque no tengo tiempo libre. Tres
meses al año, elijo invertir diariamente en las vidas de jóvenes atletas que
juegan voleibol en la escuela secundaria a la que asisten mis hijos.
Uno de los juegos que jugamos en la práctica
se llama La Reina de la Cancha, cuyo
objetivo es simple: ganar y mantener el liderazgo. Dominar. Sé la mejor y
protege tu zona a toda costa. Sirve más agresivamente, pasa con mayor
precisión, ubícate más estratégicamente y golpea más fuerte que sus oponentes.
Es un ejercicio rápido de destreza donde solo los fuertes sobreviven.
Mi vida a veces se siente como un juego de la
Reina de la Cancha.
Me esfuerzo, establezco objetivos, creo un
plan de juego y ejecuto la estrategia. Anhelo dar lo mejor (algo bueno), pero a
veces mi meta cambia de querer experimentar todo lo mejor de Dios para mí por
querer ser LA mejor (no tan bueno). ¡Mírenme
todo el mundo! Échenle un vistazo a mi gente, mi posición, mis posesiones, mis
trofeos de grandeza ...
Tengo que revisar mi corazón.
¿Estoy esforzándome por ser lo mejor posible
para aprovechar al máximo lo que Dios me ha dado ─o porque quiero impresionar a
otros y estar en la cima del montón? Esas son dos preguntas muy distintas.
Muy a menudo me obsesiono con clavar balones
agresivamente en la cancha de voleibol de mi ego, mi familia, mi iglesia, mi
comunidad, mi país. (¡Dios mío!) Para empeorar las cosas, me pongo una camiseta
invisible y juego un juego de ¿Quién-es-La-Más-Grande? contra la gente que me
rodea. ¿No somos tan buenas en eso? Pensamos:
· Yo sería increíble en
esa posición si el jefe simplemente dejara de dar todas las mejores tareas a
otras personas.
· Si uso esta idea de
decoración de Pinterest, mi casa será la envidia de todas las mujeres del
vecindario.
Queremos ser vistas como las mejores.
Queremos ser las mejores empleadas, trabajar
para las 500 compañías más grandes de la Revista Fortune y asistir a la mega
iglesia más grande con el pastor más popular. Queremos criar a los niños más
inteligentes, formar parte de los comités más importantes y colgar del brazo de
un marido guapo. Nuestras brillantes búsquedas y actuaciones se convierten en
nuestro estatus en redes sociales en el momento en que ocurren.
¿Puedo tener una prueba?
Nos jactamos. Presumimos. Nos esforzamos.
Mostramos. Queremos. Necesitamos. Cuando pienso en estas cosas, un silencio cae
sobre mi corazón. Convicción. Vergüenza. Porque a menudo percibo erróneamente
que la vida se trata todo acerca de MÍ.
Vivimos en un mundo lleno de personas que son
famosas por ser famosas y estar consumidas por la grandeza de sus selfies.
Puede que mi apellido no sea Kardashian, pero en cualquier día, mi corazón
puede albergar tanto orgullo por la cantidad de "me gusta" que
reciben mis publicaciones y tweets.
Permíteme contarte un pequeño secreto: el
orgullo cristiano es tan feo como el de Entertainment
Tonight[1]. Nosotras, las chicas de Jesús, tendemos a
cubrir sutilmente esto sobre nuestros modestos y candentes hombros, y lo usamos
con una sonrisa. Porque nuestro pecado no es tan escandaloso como el pecado de
la prensa sensacionalista, ¿cierto?
Señor, perdónanos.
Todos queremos ser grandes. Y eso no es algo
malo en sí mismo. Debemos ser personas de excelencia. Jesús contó una
historia, la Parábola de los talentos, donde enseñó que cada uno de nosotros es
responsable de usar sabiamente lo que se nos da (Mateo
25: 14-30). Dios espera que usemos nuestros talentos, personalidades, dones y energía
de maneras productivas. El problema viene en nuestra motivación. Si nos
esforzamos por alcanzar la excelencia para que otros queden tan impresionados,
entonces estamos actuando por orgullo. En lugar de elevar a nuestro Señor, nos
estamos elevando a nosotras mismas.
Señor, perdónanos.
El fuego de la convicción me calienta ...
dobla mis rodillas.
La Reina de la Corte es un ejercicio de
voleibol útil, pero no es un juego que los cristianos deberían estar jugando.
Si realmente quiero tener todo el impacto que Dios quiere que tenga, entonces
debo estar mucho más preocupada por la grandeza de Dios que por la grandeza de
Gwen.
Fin.
Pedro nos recuerda esto en su carta a los
creyentes de la iglesia primitiva. "Revístanse todos de humildad en su
trato mutuo, porque «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los
humildes». Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los
exalte a su debido tiempo." (1
Pedro 5: 5b-6, NVI)
Nuestro trabajo: ser humildes delante de Dios
y ante los demás. Dejar de jugar el juego de la grandeza.
El trabajo de Dios: exaltarnos como Él lo
crea conveniente, cuando Él lo considere conveniente ... todo para levantarse a
Sí mismo.
Vamos a orar
Amado Señor, por favor ayúdame a enfocarme en Tu
grandeza en lugar de la mía. Purifica mi corazón y glorifícate en y a través de
mí hoy.
En el Nombre de Jesús,
Amén.
Ahora es tu
turno
¿Cómo dividirías el porcentaje de
tiempo en que te enfocas en búsquedas vanas versus la búsqueda de la fama de
Jesús? ¿Qué porcentaje te gustaría que fuera?
¿Cómo puedes usar tus cuentas en
redes sociales para dirigir a las personas hacia la grandeza de Jesús? ¿Lo
harás? Cuéntame tu respuesta en Instagram o en mi blog!
Más de las
Chicas GiG
La publicación de hoy es un extracto del libro de Gwen Smith, I Want I ALL, Yo lo
Quiero Todo. Este libro incluye una Guía
de Estudio Bíblico al respaldo del libro; no se requiere una compra extra. Te
encantará que es fácil para leer y sin embargo tiene un contenido convincente y
desafiante.
Hay interminables oportunidades para que nos preocupemos,
divaguemos, y nos cuestionemos. Pero eso no es lo mejor de Dios para nosotros. Aunque
sigamos estando quebrantadas y siendo impactadas por un mundo imperfecto, tu y
yo podemos logar pasar cualquier cosa en el poder y la esperanza de Jesús. ¿ESTÁS
LISTA PARA DAR UN VISTAZO DENTRO DE LAS PÁGINAS? Descarga hoy este Libro Devocional
en Línea GRATIS 7 Días de I WANT IT ALL y acompaña a Gwen Smith
mientras comparte verdades Bíblicas, batallas honestas, y ayuda práctica.
Traducción: Norma Galvis
[1] Programa de Televisión Estadounidense sobre farándula, entrevistas, chismes, y escándalos de las celebridades.
Comentarios
Publicar un comentario