Buscando Luz en Días Grises



Diciembre 14, 2018
Buscando Luz en Días Grises
Michele Cushatt

La Verdad de Hoy

El ojo es la lámpara del cuerpo. Entonces, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. (Mateo 6:33, ESV). Versión Estándar en Inglés, traducción personal. 

Entre Amigas

Una mirada por la ventana reveló que sería otro día sombrío. Tres en fila, tal vez cuatro. Me cansé de eso. Escaneé de este a oeste y noté que una gruesa banda de nubes grises de lluvia cubría cada pedazo del típico cielo azul de Colorado, eclipsando cualquier esperanza de calor una vez más. Aunque era solo mediados de octubre, los dulces días del verano se sentían a un millón de kilómetros de distancia. Ya echaba de menos las tardes que pasé descansando en el porche con un libro o mi computadora portátil, así como las siestas ocasionales bajo el sol. Sólo un largo tramo de invierno quedaba por venir.

Después de vivir en Colorado durante casi veintidós años, me he acostumbrado a la luz del sol más a menudo. Rara vez el clima hace una aparición prolongada. Y cuando lo hace, las tormentas se precipitan sobre las montañas y luego salen a las llanuras tan rápido como llegaron.

Aun así, el invierno es duro para mí. No es el clima o la temperatura tanto como la falta de luz. Aunque Colorado cuenta con trescientos días de sol al año, el invierno acumula los días más grises, sin mencionar las horas reducidas de luz solar. Esto se filtra en mi piel y altera mi estado de ánimo, haciéndome más difícil mantenerme positiva, esperanzada y llena de gozo. Es tonto, por supuesto, porque sé que dentro de un día o una estación el sol volverá a aparecer. Pero, por el momento, parece que la penumbra nunca terminará.

Lo mismo podría decirse del flujo y balance de la vida ordinaria. Podemos experimentar las cálidas estaciones de verano llenas de alegría, calidez y esperanza. Durante estos tiempos prolongados, ya sea unos pocos días o unos pocos años, es difícil imaginar el peso de los días grises. Con el sol calentándonos con posibilidades, la oscuridad se mantiene a raya.

Pero luego llega la temporada gris. Y muy a menudo dura mucho más tiempo de lo que podemos soportar. Meses, semanas, años. Un día gris se convierte en otro, hasta que nos cansamos tanto que dejamos de soñar con el sol.

Sin embargo, Jesús nos recordó que la plenitud ─plenitud emocional, física y espiritual ─comienza con un buen par de ojos. Ojos que son capaces de ver no solo lo obvio, sino lo oculto. La visión espiritual mira más allá de lo que está justo delante de nosotros para ver lo que no puede ser visto: el sol sentado fielmente al otro lado del gris, un Dios todavía presente, todavía activo, incluso en medio de una tormenta.

Si tú y yo queremos tener una vida llena de luz, debemos desarrollar el tipo de ojos que ven la verdad cuando no podemos sentirla, y creer la promesa de Dios que va a estar con nosotros cuando Él se siente lejano. Aunque no veamos nada más que tristeza, la Luz brilla todavía.

Vamos a Orar

Amado Señor, es fácil para mí sentirme superada por todo lo que está mal con esta vida, las relaciones que me causan tristeza y las circunstancias que me causan dolor. Cuando me permito ser consumida con todo lo gris, pierdo de vista tu gloriosa luz. Ilumina mi vida con tu sabiduría y presencia. Abre mis ojos para que yo pueda ver lo que tú ves. Y, de este modo, experimentar una vida llena de tu luz.

En el Nombre de Jesús,

Amén.

Ahora es tu Turno 

Hoy comprométete a ver cada tarea, persona, circunstancia, y evento con ojos que están en busca de luz. A pesar del clima, haz una lista de cada destello de la presencia y la gloria de Dios que encuentres.

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La narradora de historias de corazón, Michele Cushatt escribe y habla sobre la necesidad de perseverar, el liderazgo y la fe en los lugares difíciles. Tres veces sobreviviente de cáncer y madre para niños “de lugares difíciles,” Michele es una (renuente) experta en dolor, trauma y en nuestra profunda necesidad humana de tener una conexión real. Ella vive en Colorado con su esposo y sus seis hijos, con edades entre 11 y 26. Busca más de Michele en www.MicheleCushatt.com.

Traducción:  Norma Galvis.

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