Las Canciones que Cantamos




Noviembre 2, 2018
Las Canciones que Cantamos
 Wendy Speake

La verdad de hoy

Canto a DIOS, la Alabanza Excelsa, y me encuentro seguro y salvo (Salmos 18:3, MSG). El Mensaje, traducción personal

Entre amigas

Cuando mis hijos eran pequeños, los conduje a las montañas para un largo fin de semana de campamento familiar. Nos dirigíamos al mismo centro de conferencias cristiano donde me crie y crecí en la fe. Mucho antes de que yo naciera, mis abuelos tenían una cabaña en esa montaña, justo al final de la carretera del campamento principal. Mi padre regularmente nos llevaba por los mismos caminos sinuosos que ahora atravesábamos. También tomé el gran autobús amarillo de nuestra iglesia para ir al campamento y pasé largas y maravillosas semanas en el verano. Pasé tantos días felices cantando y caminando bajo el cielo azul y árboles de hojas siempre verdes.

Los chicos cantaban conmigo mientras tocaba algunos de mis viejos CD favoritos. Amy Grant, Steven Curtis Chapman y muchos de mis himnos favoritos. Cada canción me recordaba a mis años de juventud. La música de alabanza me hace sentir segura y salva.

Mientras los chicos y yo subíamos más alto, bajé las ventanas. El aroma astringente de pino y el aire fresco de la montaña picaban en mi nariz. Mi hijo menor se inclinó por la ventana, hasta su pecho, su cabello desflecado soplaba en todas direcciones. Cuando se dejó caer en su asiento, vi su reflejo en mi espejo retrovisor. Las lágrimas del frío corrían por las mejillas enrojecidas. Ahí fue cuando lo pidió, sin aliento:

"Mamá", gritó sobre la música y el sonido del viento, "¿las almas de nuestras llantas están tocando exactamente el mismo terreno donde las almas de las llantas del abuelo tocaron cuando tenías mi edad?" Me sorprendió la forma en que él redactó su pregunta y siguió adelante, pensando en silencio. Entonces, volvió a preguntar. "¿Las almas de tus llantas tocaron estas mismas piezas de tierra?" Asentí con la cabeza, sí, cerrando los ojos con él en el espejo, y él sonrió ampliamente y cantó con la música familiar.

Me encantaron las palabras que eligió: "las almas de nuestras llantas" como las almas de los zapatos de uno. Pero más que eso, me acordé del viaje que toman nuestras almas y de cómo nuestro viaje tiene el poder de influir en el viaje en el que se encuentran otras almas. Mi gran esperanza, por supuesto, es guiar a mis hijos por el mismo camino de fe en el que estoy. Bajé la música y dije: "¡Sí, apuesto a que estas llantas están rodando justo sobre el mismo lugar donde conducían las llantas de mi papá hace 30 años!" Mis tres hijos miraron hacia adelante en sus asientos y luego sonrieron.

Treinta minutos más tarde, giré a la derecha en la carretera de la montaña y conduje lentamente por el campamento principal del centro de conferencias cristiano. Sin pensarlo, continué por el camino de tierra familiar hacia la vieja cabaña de mi abuelo. A pesar de que nuestra familia ya no lo poseía, el marco de madera en forma de A se mantuvo, y una señal colgaba de los aleros con el nombre de nuestra familia. Me senté allí por unos minutos en silencio, ya que mis hijos se habían quedado dormidos. Desde el camino de entrada, podía ver la puerta principal y usé mi imaginación para entrar. Podía ver la cocina a mi izquierda y sabía que, si abría la nevera, encontraría un frasco de leche (hecho con leche en polvo) y un frasco de mayonesa que tenía un paquete de aderezo de salsa ranchera mezclada. Un par de paquetes de carne para sándwich y queso y una rebanada de pan tajado de Wonder, todo sobre la parte superior del estante. En la despensa, encontré galletas de Oreo, mantequilla de maní Jiffy y avena instantánea. Un cajón abajo contenía mis crayones y libros para colorear.

Más allá de la cocina estaba nuestra sala de estar, con la gran chimenea y el órgano del abuelo al lado de la mesa del comedor. Llegaron más recuerdos. Pensé en las innumerables veces que me senté al lado del fuego con el abuelo tocando el órgano, su vieja y retumbante voz cantando: "¡Grande es tu fidelidad, oh Dios mi padre! No hay sombra de variación en ti...

Tal vez me hayas oído decirlo antes, cómo los himnos funcionan como una armonía junto a la melodía de las Escrituras. Y es una de las principales formas en que mis padres y abuelos influyeron en la base fundamental de mi propia jornada de fe. Las canciones que cantaban se convirtieron en las canciones que yo canté, y hoy son las canciones que canto a mis propios hijos. Sí, pensé, definitivamente estoy conduciendo a mis hijos por los mismos caminos de la fe. Me apoyé en el volante y oré una oración de agradecimiento.

Vamos a Orar

Amado Señor, ¡Ted doy gracias por darnos maravillosas canciones para cantarte! ¡Que las palabras que canto sean recibidas por Ti como un sonido agradable, un sacrificio excelso de alabanza! Y nos ayuden a tener valor, Señor, para cantar nuestras canciones en voz alta, ¡que la siguiente generación pueda ir a alabarte también!

En el nombre del excelso y digno de alabanza, Jesús,

Amén.

Ahora es tu turno

Esto no es solo para mamas y abuelas.  Es para todos nosotros, los que cantamos nuestras canciones de fe al mundo que escucha.  ¡Levanten sus voces, hermanas! ¡Que se encuentren seguras y salvas, mientras aclaman al Señor por Su fidelidad y bondad y poder salvador!

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Wendy Speake:   Como una actríz capacitada y maestra de Biblia, Wendy ministra los corazones de las mujeres a través de la narración de historias y aplicación bíblica en la vida.  Durante su Carrera en Hollywood, en espectáculos tales como JAG, Melrose Place, y Star Trek Voyager, Wendy anhelaba contar historias que edificaran y animaran a las mujeres.  Hoy ella hace eso, escribe libros de crianza, e interpreta lecciones dramáticas de Biblia para grupos de mujeres tomando cada oportunidad para llevar a las audiencias (también a las familias y amigos) a Jesús.  Es coautora de Triggers, Parenting Triggers, Parenting Scripts, and Life Creative.  Wendy reside en el sur de California con su esposo y sus tres hijos.  Contáctala en Facebook or Instagram hoy.


Traducción: Norma Galvis

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