El Secreto de Tener una Fe Profundamente Arraigada
La Verdad
de Hoy
Por lo tanto, como recibiste
a Cristo Jesús El Señor, camina en Él, arraigado y edificado en él y establecido
en la fe, tal como se te ha enseñado, abundando en acción de gracias. (Colosenses 2: 6-7 ESV) Versión Estándar en Inglés, Traducción Personal.
Entre
Amigas
Una tormenta desagradable había golpeado.
Muchos truenos y relámpagos. Baldados de humedad. El Twitter de nuestro
departamento de bomberos local nos alertó sobre los peligros de los fuertes
vientos y animó a la comunidad a atrincherarse en casa hasta que pasara la
tormenta.
A la mañana siguiente, el pasto estaba verde
vibrante por el riego, pero el patio era un desastre. Las hojas y los palos
eran una sábana. Tomé mi café y encontré algunos tweets que el departamento de
bomberos había enviado después de la tormenta.
Una de las actualizaciones de fotos tuiteadas
me dio escalofríos. En medio de un vecindario a unas pocas millas de distancia,
un árbol había sido arrancado por los fuertes vientos y aniquiló un carro. Lo aplastó
para desguazar el metal. Leí las actualizaciones y le agradecí a Dios que no se
perdieron vidas. El carro estaba estacionado al costado de una calle y no tenía
pasajeros cuando los vientos soplaron con fuerza y el árbol hizo su daño.
¿Las raíces del árbol eran demasiado
frágiles? ¿Eran demasiado superficiales? ¿Estaban podridas o débiles?
Me preguntaba.
Los vientos de esa tormenta tuvieron un
impacto de choque. Arrancaron las raíces desde el suelo que lo sostenían. No pude
evitar ver el paralelo con la vida y me pregunto. . . ¿Qué tan profundas son
mis raíces? ¿Qué tan saludables son? ¿Qué tan fuertes? ¿Qué tan comprometidas?
Las raíces son vitales. Ellas almacenan el sustento y aumentan la estabilidad.
Son esenciales para mantenerse fuerte.
Vierto una jarra fresca de motivación y
considero el estado de mi corazón. El estado de mis raíces. Porque el Señor
sabe que las tormentas vienen y los vientos soplan. De hecho, estoy escribiendo
desde el ojo de un huracán familiar. Muchos de mis amigos están también justo
en el centro de uno. Algunos están siendo desarraigados y otros están permaneciendo
firmes. ¿Qué hace la diferencia?
Mientras reflexionaba, me incliné hacia atrás
y fruncí el ceño, totalmente consciente de mis tendencias superficiales. Me
gusta que la vida sea cómoda. En serio. Ni siquiera me gusta acampar. Demasiado
repelente y sudor. Demasiados insectos y ruidos que me asustan en la oscuridad.
¡Y no hay aire acondicionado! ¿Quién elegiría eso? En fin ...
He aprendido que tengo que tener cuidado
cuando se trata de los tiempos aplastantes de la fe porque mis deseos naturales
por la comodidad me pueden llevar fácilmente a resistir y resentirme con los
vientos en lugar de correr con ellos. ¡Justo
el agua suficiente para regar las flores, por favor, Dios!
Las tormentas son una realidad para todos
nosotros. Jesús nos dijo que las tendríamos y que no tendríamos que ser desarraigadas
por ellos porque Él es la fuente de la paz y la superación que necesitamos (Juan 16:33). No quiero ser una mujer de poca fe. Quiero
ser una mujer de fe fuerte, estable y profundamente arraigada. Entonces me
pregunto: ¿cómo puedo posicionar las raíces
de mi fe para que crezcan? Le doy vueltas a esto y abro el manual de la
verdad.
Veo que Pablo escribió esto a la iglesia
primitiva: " Por lo tanto, como recibiste a Cristo Jesús El Señor, camina en Él,
arraigado y edificado en él y establecido en la fe, tal como se te ha enseñado,
abundando en acción de gracias ". (Colosenses
2: 6-7)
Y se me ocurre que el secreto para tener
raíces profundas y fuertes se encuentra en esa pequeña frase de arriba que se
repite dos veces en esos versículos: EN ÉL.
Sí. En Cristo. Solo en Cristo crecerá mi
profundidad. Él promete que puedo hacer cualquier cosa según la voluntad del
Padre y superar cualquier cosa mientras me quede con Él (Juan
15: 1-17). En ese lugar secreto de permanecer con Él mis raíces crecen. Solo en
Cristo soy capaz de capear los vientos más feroces y las tormentas más
terroríficas. Tu también. Tienes esto, amiga ... porque Él te tiene a ti.
Así que vamos a empeñarnos en esto para
"caminar con Él" hoy. Para ceder nuestras pequeñas ramas de vida a la
Vid, para buscar Su alimento, fortaleza y guía. Para reconocer que este mundo
no es nuestro hogar y nuestras tormentas no tienen el poder de desarraigarnos
cuando nos aferramos a Dios, nuestra Fortaleza.
Vamos a orar
Amado Dios, Te doy gracias por recordarme que
la fortaleza que necesito se encuentra en Ti. Por favor aumenta mi fe para que
pueda permanecer firme en las más ventosas luchas.
En el Nombre de Jesús,
Amén.
Ahora es tu
turno
Lee Juan
15: 1-17. Escribe una oración de respuesta en tu diario {o en la sección de comentarios de mi blog} que rinda tus
tormentas a Su fortaleza.
Más de las
Chicas GiG

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Traducción: Norma Galvis
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