Nos Necesitamos Mutuamente




Octubre 23, 2018
Nos Necesitamos Mutuamente

La Verdad de Hoy

“... y cada miembro está unido a todos los demás. (Romanos 12: 5b (NVI).

Entre Amigas

Un cierto guía experto vivió en los desiertos de Arabia. Era conocido por sus habilidades de rastreo y por el hecho de que nunca perdió su camino. El secreto de su éxito se podía encontrarse en el hecho de que llevaba consigo una paloma mensajera que tenía un cordón muy fino adjunto a una de sus patas. Cuando tenía dudas sobre qué camino tomar, lanzaba el ave al aire. La paloma tiraba rápidamente del cordón para volar en dirección a su casa, conduciendo al guía con precisión hacia su objetivo. Debido a esta singular práctica, el hombre era conocido como "El Hombre Paloma".

Siempre necesitamos conexiones con aquellos que nos indicarán la dirección correcta. Tomaremos el camino equivocado o daremos un giro equivocado y habrá momentos en los que no vamos a tener idea de qué camino tomar o cómo llegar a casa. Entonces debemos volvernos hacia Dios y hacia aquellos que nos hacen rendir cuentas.

La rendición de cuentas a menudo se ve como una limitante, una relación camisa de fuerza que limita la libertad de expresión y dificulta a quienes "marchan al ritmo de un tambor diferente". En realidad, lo opuesto es verdad. La rendición de cuentas nos libera para crecer y cambiar, y es una parte importante de toda relación.

Cuando entré en la familia Southerland al casarme, no sabía que acampar en una tienda de campaña era parte del trato. Podría haberlo reconsiderado (es broma). Decidí que podría aprender a acampar y tal vez incluso disfrutarlo. Mi primer viaje al lago Greisen en las faldas de las montañas Ozark fue toda una experiencia. No me tomó mucho tiempo aprender la rutina diaria.

Cada mañana, la mamá de Dan preparaba un gran desayuno, después del cual, los niños lavaban los platos mientras mamá se ponía su traje de baño y las gafas de sol, tomaba una toalla y se dirigía al lago. En la orilla, tomaba un inflable, colocaba su toalla en el lugar correcto sobre el inflable, se daba vuelta y se sentaba. Luego flotaba felizmente durante horas. Había un pequeño problema con este plan. El lago Greeson tenía una corriente que llevaba a mamá abajo del lago, por la curva y por el camino de los botes de esquí. Varias veces al día, alguien tendría que nadar detrás de ella y llevarla de regreso a la seguridad de la costa, donde ella les agradecería profusamente y volvería de vuelta a flotar.

Alguien finalmente resultó con una gran idea ─una cuerda. Tomamos una cuerda de esquí, atamos un extremo al inflable de mamá y el otro a una estaca de madera clavada firmemente en el suelo. Entonces ella podría flotar hasta que la cuerda se agotara y alguien la "enrollara".

Qué imagen perfecta de la rendición de cuentas ─dar a alguien que te ama el permiso para que te “enrolle” cuando te vea que te diriges en una dirección peligrosa.

Cuando voluntariamente nos hacemos rendidores de cuentas para los demás, estamos creando un cerco de protección que, en última instancia, produce límites, parámetros o líneas de comportamiento que no deben cruzarse.

Honestamente, muchas de nosotras hemos experimentado muy poco la rendición de cuentas en la vida, debido a que en el corazón de rendirle cuentas a alguien está la disposición de ser sumisos ante ellos. Hemos abusado del concepto de sumisión. Nunca fue creado para ser degradante y no implica esclavitud de ninguna forma. La sumisión es protección y una voluntad intencional de considerar primero los deseos y las aspiraciones de otros antes que las nuestras. La sumisión es una fuerza aprovechada, una fuerza controlada que nace de la obediencia al mandato de Dios. “Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo.” (Efesios 5:21).

Jesús se sometió a la voluntad de Su Padre. Él voluntariamente hizo a un lado Sus deseos y sueños, Sus planes y esperanzas en total sumisión. De esa rendición total vino la vida más poderosa jamás vivida. Cuando nos sometemos voluntariamente a Dios y decidimos hacernos rendidores de cuentas ante los demás, vamos a experimentar una libertad y un poder que jamás hemos conocido antes.

Vamos a orar

Padre, vengo a Ti hoy, sometiéndome a mí misma a Ti.  Gracias por la protección, dirección, y poder que viene de esa sumisión.  Perdóname cuanto me que quedado en silencio mientras que alguien que amo toma decisiones peligrosas.  Dame el valor para confrontar con amor.  Dame la sabiduría para recibir corrección y para ser rendidora de cuentas para los demás.  Gracias por Tu amor que jamás condena sino que siempre está listo para evitar que cometa errores.  Y cuando caigo, gracias por estar ahí para recogerme y caminar contigo.

En el Nombre de Jesús,

Amén.

Ahora es Tu Turno

Lee Proverbios 27: 6 “Más confiable es el amigo que hiere.” ¿Qué significa para ti este versículo? ¿Cómo se relaciona este versículo con la rendición de cuentas?

Nombra dos personas en tu vida para las cuales eres rendidora de cuentas.

¿Estás dispuesta a decirle la verdad en lugar de lo que quieres escuchar?

¿Son ellos personas piadosas que te van a señalar a Cristo constantemente?

¿Quién te está rindiendo cuentas?

¿Estás dispuesta a interponerte entre esa persona y las decisiones equivocadas?

¿Puedes confrontar con amor con el único propósito de la restauración?

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Traducción:  Norma Galvis

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