Nos Necesitamos Mutuamente
Octubre 23, 2018
Nos Necesitamos Mutuamente
Nos Necesitamos Mutuamente
La Verdad
de Hoy
Entre Amigas
Un cierto guía experto vivió en los desiertos
de Arabia. Era conocido por sus habilidades de rastreo y por el hecho de que
nunca perdió su camino. El secreto de su éxito se podía encontrarse en el hecho
de que llevaba consigo una paloma mensajera que tenía un cordón muy fino adjunto
a una de sus patas. Cuando tenía dudas sobre qué camino tomar, lanzaba el ave
al aire. La paloma tiraba rápidamente del cordón para volar en dirección a su
casa, conduciendo al guía con precisión hacia su objetivo. Debido a esta singular
práctica, el hombre era conocido como "El Hombre Paloma".
Siempre necesitamos conexiones con aquellos
que nos indicarán la dirección correcta. Tomaremos el camino equivocado o
daremos un giro equivocado y habrá momentos en los que no vamos a tener idea de
qué camino tomar o cómo llegar a casa. Entonces debemos volvernos hacia Dios y
hacia aquellos que nos hacen rendir cuentas.
La rendición de cuentas a menudo se ve como
una limitante, una relación camisa de fuerza que limita la libertad de
expresión y dificulta a quienes "marchan al ritmo de un tambor
diferente". En realidad, lo opuesto es verdad. La rendición de cuentas nos
libera para crecer y cambiar, y es una parte importante de toda relación.
Cuando entré en la familia Southerland al
casarme, no sabía que acampar en una tienda de campaña era parte del trato.
Podría haberlo reconsiderado (es broma). Decidí que podría aprender a acampar y
tal vez incluso disfrutarlo. Mi primer viaje al lago Greisen en las faldas de las
montañas Ozark fue toda una experiencia. No me tomó mucho tiempo aprender la
rutina diaria.
Cada mañana, la mamá de Dan preparaba un gran
desayuno, después del cual, los niños lavaban los platos mientras mamá se ponía
su traje de baño y las gafas de sol, tomaba una toalla y se dirigía al lago. En
la orilla, tomaba un inflable, colocaba su toalla en el lugar correcto sobre el
inflable, se daba vuelta y se sentaba. Luego flotaba felizmente durante horas.
Había un pequeño problema con este plan. El lago Greeson tenía una corriente
que llevaba a mamá abajo del lago, por la curva y por el camino de los botes de
esquí. Varias veces al día, alguien tendría que nadar detrás de ella y llevarla
de regreso a la seguridad de la costa, donde ella les agradecería profusamente
y volvería de vuelta a flotar.
Alguien finalmente resultó con una gran idea ─una
cuerda. Tomamos una cuerda de esquí, atamos un extremo al inflable de mamá y el
otro a una estaca de madera clavada firmemente en el suelo. Entonces ella
podría flotar hasta que la cuerda se agotara y alguien la "enrollara".
Qué imagen perfecta de la rendición de cuentas
─dar a alguien que te ama el permiso para que te “enrolle” cuando te vea que te
diriges en una dirección peligrosa.
Cuando voluntariamente nos hacemos rendidores
de cuentas para los demás, estamos creando un cerco de protección que, en
última instancia, produce límites, parámetros o líneas de comportamiento que no
deben cruzarse.
Honestamente, muchas de nosotras hemos
experimentado muy poco la rendición de cuentas en la vida, debido a que en el
corazón de rendirle cuentas a alguien está la disposición de ser sumisos ante ellos.
Hemos abusado del concepto de sumisión. Nunca fue creado para ser degradante y
no implica esclavitud de ninguna forma. La sumisión es protección y una
voluntad intencional de considerar primero los deseos y las aspiraciones de
otros antes que las nuestras. La sumisión es una fuerza aprovechada, una fuerza
controlada que nace de la obediencia al mandato de Dios. “Sométanse unos a
otros, por reverencia a Cristo.” (Efesios
5:21).
Jesús se sometió a la voluntad de Su Padre.
Él voluntariamente hizo a un lado Sus deseos y sueños, Sus planes y esperanzas
en total sumisión. De esa rendición total vino la vida más poderosa jamás
vivida. Cuando nos sometemos voluntariamente a Dios y decidimos hacernos rendidores
de cuentas ante los demás, vamos a experimentar una libertad y un poder que jamás
hemos conocido antes.
Vamos a orar
Padre, vengo a Ti
hoy, sometiéndome a mí misma a Ti. Gracias
por la protección, dirección, y poder que viene de esa sumisión. Perdóname cuanto me que quedado en silencio
mientras que alguien que amo toma decisiones peligrosas. Dame el valor para confrontar con amor. Dame la sabiduría para recibir corrección y para
ser rendidora de cuentas para los demás.
Gracias por Tu amor que jamás condena sino que siempre está listo para
evitar que cometa errores. Y cuando caigo,
gracias por estar ahí para recogerme y caminar contigo.
En el Nombre de
Jesús,
Amén.
Ahora es Tu Turno
Lee Proverbios
27: 6 “Más confiable es el amigo que hiere.” ¿Qué significa
para ti este versículo? ¿Cómo se relaciona este versículo con la rendición de
cuentas?
Nombra dos personas en tu vida para las
cuales eres rendidora de cuentas.
¿Estás dispuesta a decirle la verdad en lugar
de lo que quieres escuchar?
¿Son ellos personas piadosas que te van a señalar
a Cristo constantemente?
¿Quién te está rindiendo cuentas?
¿Estás dispuesta a interponerte entre esa
persona y las decisiones equivocadas?
¿Puedes confrontar con amor con el único
propósito de la restauración?
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Traducción: Norma Galvis
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