Cinco Consejos Cuando Estás Cansada de Esperar
La Verdad de Hoy
El
Señor su Dios es quien la cuida; los ojos del Señor su Dios están sobre ella
todo el año, de principio a fin. (Deuteronomio 11:12,
NVI).
Entre Amigas
Me senté en la acera después de la práctica, preguntándome: "¿Será
que mi mamá va a venir?" Fue un año de escuela secundaria particularmente
difícil. Por un lado, mi nariz fue golpeada con un palo de hockey sobre césped.
Incluso hoy en día, está un poco torcida. Y en este día en particular, después
de todas esas carreras cortas a velocidad, las punzadas subían por mis piernas.
Apenas pude sentarme. Toda posición era una agonía. Así que cuando mis compañeras
de equipo se habían ido hace rato, me quejé. Luego, volví a reproducir todo:
los tiros que no hice, las chicas que fueron más rápidas que yo, y cómo debí
parecer francamente estúpida.
Cinco minutos convertidos en veinte. ¿Será que ella va a venir?
Los tiempos de espera son batallas ─la sensación de "no saber"
lo mezcla todo. Aquí, tendemos a pensar: “Si ella no está allí para mí, Dios
tampoco. No sirvo para nada. Me quedaré atrás. Yo me gané este problema. Estoy
atascada. Destinada a perder. Seguramente, volveré a hacer el ridículo.
Encuentro que es aquí donde las viejas heridas, los sentimientos devastadores
de abandono, los constantes fracasos, vuelven a atacar. A menudo se roban
nuestra fe.
Sin embargo, no puedo evitar preguntarme: si los tiempos de espera no eran
poco comunes para los hombres y mujeres de la Biblia, ¿por qué creo que serán
poco comunes para mí?
Quiero decir, Sara esperó décadas para tener un bebé. Los ciegos esperaron, lo que probablemente sentían que iba a ser así por siempre, para ser sanados por
Jesús. María esperó mientras Jesús creció. La otra María esperó para que su
hermano Lázaro fuera sanado. Moisés esperó para salir de Egipto. Jesús esperó
décadas para comenzar Su ministerio, luego unos tres años para morir en la cruz,
para vencer a la muerte.
Incluso en el sentido mundano, los tiempos de espera tienen valor. Una
herencia retrasada hace sabio a un hijo. A una madre embarazada le toma nueve
meses para que el bebé crezca. Una niña pequeña aprende a nadar antes de saltar
a aguas profundas.
¿Y si nuestros tiempos de espera no son para torturarnos, sino para
crecer? ¿Y para prepararnos para una tierra más grande por venir?
" Esa tierra, de la que van
a tomar posesión, no es como la de Egipto, de donde salieron; allá ustedes
plantaban sus semillas y tenían que regarlas como se riega un huerto... El Señor su Dios es
quien la cuida; los ojos del Señor su Dios están sobre ella todo el año, de
principio a fin." (Deuteronomio 11:10, 12, NVI)
La nueva tierra tiene un terreno nuevo. Nuevos obstáculos. Se necesita
nueva preparación para ese lugar.
Considera, si quieres aventurarte a través de un nuevo terreno, debes
prepararte para ello. Si estás viajando por un terreno rocoso, necesitas las
ruedas correctas. Tal vez una SUV. Si estás escalando una nueva montaña, necesitas
tener un arnés y uno en el que confíes. La espera nos da tiempo para
prepararnos para ir a los lugares que Dios ha planeado para nosotras.
Podemos esperar bien. He aquí unas cuantas maneras para hacer justamente
eso:
1.
Recuerda la cruz.
Anímate diciendo: “El sacrificio de Jesús me cubre completamente y ahora
me protege de cualquier palabra de asalto del enemigo. Incluso si no hago las
cosas perfectamente, a través del sacrificio de Cristo, estoy escondida en
Cristo ".
2.
Reconsidera quién eres.
Piensa: “Soy una hija del Rey Altísimo. Él sabe cómo cuidarme.”
3.
Restablece quién es Dios.
Di: "Dios está de mi lado. Él me sacará del apuro, me ayudará y me
rescatará. Puedo confiar en él ".
4.
Recuérdate: el terreno de espera es un terreno de prueba de fe.
Elije deleitarte y morar en las pequeñas bendiciones que Dios da día tras
día.
5.
Reflexiona sobre los aprendizajes.
Anímate a ti misma diciendo: "Dios, enséñame lo que necesito saber
durante este tiempo de espera, para que yo pueda crecer en la fe".
Vamos
a orar
Padre, Te doy
gracias porque Tú estás bien familiarizado con todo lo que sucede en mi
vida. Ayúdame a confiar en Ti siempre. Aumenta mi fe.
En el Nombre de Jesús,
Amén.
Ahora es tu
Turno
Considera un tiempo de espera
que experimentaste en el pasado. ¿Qué
aprendiste de esto? ¿Cómo creciste? ¿Cómo Dios cuidó de ti?
Más de las GiG
Kelly Balarie es
la bloguera de Purposeful Faith y autora del nuevo libro “Lista para la Batalla: Cómo Entrenar Tu Mente para Conquistar
Desafíos, Derrotar la Duda y Vivir Victoriosamente” está apasionada por aunar
esfuerzos con las mujeres que a menudo se encuentran atascadas en los hoyos de
la vida. Paso a paso, palabra a palabra,
su sueño es que todas ellas juntas puedan emerger mejor ─libres de temor, de
preocupación, y de pánico. Obtén todas
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Traducción:
Norma Galvis.
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