Cuando Estás Luchando con Dominios y Fortalezas



Octubre 11, 2018
Cuando Estás Luchando con Dominios y Fortalezas
Sharon Jaynes

La Verdad de Hoy

Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo. (2 Corintios 10:3-5 NVI).

Entre Amigas

Una fortaleza es una de esas palabras del lenguaje cristiano de la iglesia que es difícil entender en nuestras mentes. No es una palabra que usamos todos los días. Entonces, ¿qué es exactamente una fortaleza? Vamos a ver.

Una fortaleza es un patrón de pensamiento que forma un fuerte alrededor de la mente, manteniéndola prisionera a pensamientos erróneos. Se forma ladrillo tras ladrillo por un pensamiento erróneo repetitivo o todo a la vez por un evento traumático de una sola ocurrencia, como una violación, abuso o maltrato.

En el Antiguo Testamento, una fortaleza era una vivienda fortificada que se usaba para protegerse de un enemigo. David se escondió en las fortalezas del desierto cuando se escondía del rey Saúl, que intentaba matarlo (1 Samuel 22: 4; 23:14). Estas usualmente eran cuevas en la ladera de una montaña o alguna otra estructura que era difícil de atacar. En el Antiguo Testamento, Dios se llama nuestra fortaleza: "El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angustia." (Salmo 9: 9).

Los escritores del Nuevo Testamento tomaron esta misma imagen de una fortaleza para describir la torre espiritual de la esclavitud, es sin la protección, que nos metemos desarrollando patrones de pensamiento e ideas que nos mantienen cautivos. Beth Moore llama a una fortaleza, "Cualquier cosa a la que nos aferramos que termina reteniéndonos". Es algo que se establece para oponerse al conocimiento de Dios. Una fortaleza no nos protege, protege al enemigo que manipula nuestros pensamientos y sugiere nuestras acciones.

Una fortaleza puede ser un pensamiento como:

No soy bueno.
Estoy echada a perder.
Nadie me quiere.
Nadie se preocupa por mí.
No puedo hacer nada bien.

Una fortaleza podría ser una adicción como:
Las compras.
El alcohol.
La promiscuidad sexual.
Comer en exceso.
Sentir lástima por ti misma.

El enemigo te encierra con la esperanza de que nunca alcanzarás la clave que ciertamente está a tu alcance. Pero puedes.

La única manera de exponer al enemigo y derrotarlo es derribar la fortaleza, el fuerte donde se esconde.

Un hábito poco piadoso se convierte en su habitación, su fortaleza en nuestras vidas.

Una vez que reconoces una mentira en tu vida ─tal vez algo que incluso se ha apoderado de tu imaginación y ha provocado sentimientos impíos como los celos, la preocupación, el miedo o la ira ─tú rechazas la mentira y la sustituyes con la verdad.

Cada vez que rechazas la mentira del diablo, derribas un ladrillo más de su fortaleza, y muy pronto, él estará expuesto como el mentiroso y engañador que es.

No quiero dar la impresión de que este es un proceso fácil. Algunos de nosotros estamos tan cómodos con nuestras fortalezas que ni siquiera nos damos cuenta de que están allí. Ese fue el caso conmigo.

Había estado caminando salvada pero esclavizada durante tantos años. Arrastraba la bola y la cadena de la inferioridad, inseguridad e inadaptación conmigo a todas partes a las que iba, y me acostumbré tanto a mi cojera, que ni siquiera lo noté.

Estaba cómodo con mi debilidad y le serví a Satanás una taza de té todos los días. Me senté oculta detrás de la pared que él me había ayudado a construir. Pero alabado sea Dios, Jesús abrió mis ojos a la verdad y me llamó a salir de la fortaleza que se había convertido en mi celda de prisión.

Destruir fortalezas no es fácil, pero es sencillo. Pablo usó palabras como luchar, resistir, derribar y pelear. La buena noticia es que no somos un equipo de demolición de una sola mujer. El Espíritu Santo nos da el poder, Jesús nos da la luz y Dios está supervisando todo el proyecto. Simplemente aceptamos participar a través de la obediencia.

Cuando hablamos de fortalezas, no estamos hablando de pensamientos aleatorios o pecados ocasionales. Una fortaleza es un patrón de pensamiento o pecado habitual. Es una fortaleza construida con los ladrillos de pensamientos y unida por el mortero de las emociones. Las fortalezas se convierten en nuestra percepción de la realidad.

En mi propia vida, reemplazar las mentiras de auto derrota con la verdad de Dios me ayudó a destruir el bastión de la insuficiencia que llevaba a un ciclo negativo de desánimo, desesperación y derrota. Rechazar las mentiras del diablo derribará esas fortalezas, y después de un tiempo, incluso las ruinas serán eliminadas.

Cuando nos demos cuenta de la verdadera identidad del enemigo, reconozcamos sus mentiras y reemplacemos las mentiras con la verdad de Dios, vamos a ser libres.

Vamos a orar

Padre Celestial, muéstrame cualquier fortaleza que tenga en mi vida.  Muéstrame cualquier área donde no sea totalmente libre de la influencia del enemigo.  Gracias, Jesús, por venir a hacerme libre.  Ayúdame a vivir libre en todas las áreas de mi vida.

En el Nombre de Jesús,

Amén.

Ahora es tu Turno

Una Fortaleza en imágenes del Nuevo Testamento es como una prisión.

¿Cuál es la principal diferencia entre una fortaleza y una prisión?

Devuélvete a la verdad de hoy y desglósala.  Esta es una de las maneras en que estudio las Escrituras.  Escribe tus pensamientos en cada frase.

Luego cuéntame si esto fue útil.

· Pues aunque vivimos en el mundo
· No libramos batallas como lo hace el mundo.
· Las armas
· Con que luchamos
· No son del mundo
· Sino que
· Tienen el poder divino
· Para derribar fortalezas
· Destruimos argumentos
· Y toda altivez
· Que se levanta
· Contra el conocimiento de Dios
· Y llevamos cautivo todo pensamiento
· Para que
· Se someta a Cristo.

Más de las Gig

¿Las voces en tu cabeza te dicen que no eres Buena, suficientemente inteligente, o simplemente no sirves para nada, punto?  Si es así, es tiempo de dejar de escuchar las mentiras que sabotean tu confianza y comenzar a abrazar la verdad de tu verdadera identidad en Cristo.  Es tiempo de superar las mentiras del enemigo con las promesas de Dios.

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Traducción:  Norma Galvis.

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