Cómo Avanzar A- T-R-A-V-E-S de Tus Cicatrices
Abril
22, 2019
Cómo Avanzar A- T-R-A-V-E-S de Tus Cicatrices
Cómo Avanzar A- T-R-A-V-E-S de Tus Cicatrices
La Verdad de Hoy
Así
que los otros discípulos le dijeron [a Tomás]: —¡Hemos visto al Señor! —Mientras
no vea yo la marca de los clavos [cicatrices] en sus manos, y meta mi dedo en
las marcas y mi mano en su costado [cicatriz], no lo creeré.” (Juan 20:25, NIV) énfasis añadido.
Él fue
traspasado por nuestras rebeliones... y
gracias a sus heridas [evidenciadas por Sus cicatrices] fuimos sanados. (Isaías 53:5, NIV) énfasis añadido.
Entre Amigas
Como fisioterapeuta, paso muchas
horas a la semana trabajando en las cicatrices postquirúrgicas de mis
pacientes. Mira, las cicatrices, cuando se dejan solas, tienen una tendencia a ligarse
y restringirse. En el proceso de formación, incluso pueden adherirse a otras
estructuras cercanas, tales como los músculos esqueléticos y los órganos. Mi
trabajo es asegurarme de que las nuevas cicatrices sanen de manera flexible y
de que todas las cicatrices existentes se movilicen y se liberen para que no
sigan tirando o atando el movimiento fluido de las estructuras anatómicas
vecinas.
A lo largo de nuestras vidas, podemos
tener encuentros cercanos con personas heridas que nos dejan heridas propias. (Las
personas heridas, hieren a las personas.) Agrega a eso nuestra tendencia a
“caer en pecado” y herirnos a nosotras mismas (y a nuestra reputación) y vas a
encontrar que para cuando alcancemos nuestra edad adulta, podemos llevar una
gran variedad de “marcas.” Algunas de estas cicatrices son solo superficiales,
pero otras apuntan a la ubicación de las heridas profundas que –cuando las
dejamos "cerrándose" por su cuenta –pueden dejarnos atados de muchas maneras
poco saludables. Estas restricciones evitarán que nos movamos libremente en el
Espíritu y que sigamos al Señor de todas las maneras en Él anhela estirarnos.
Cuando me propongo a liberar la
cicatriz de un paciente, bien sea una adquirida recientemente o una antigua reliquia,
primero evalúo su capacidad para moverse en todas las direcciones. Incluso la levanto
lejos del cuerpo para ver si está adherida en un nivel aún más profundo. Una
vez que encuentro la dirección de la mayor restricción de la cicatriz, la
extiendo hacia el borde de su limitación, la sostengo firmemente contra su
barrera, y luego doy un tiempo de espera y que mi presión externa realinee las
fibras de colágeno dentro del tejido cicatricial. Cuando estas fibras se
alinean mejor, los "patrones de sujeción" no saludables se sueltan y
el movimiento se restaura para que el cuerpo pueda funcionar de manera óptima.
Muchas personas en la Biblia tenían
cicatrices, Jesús y Pablo en particular. Sin embargo, sus heridas no se
cerraron de una manera restringida y progresiva que obstaculizara el libre
avance. Sus cicatrices, en contraste, contaban una historia –sí, de heridas
pasadas, pero lo más importante, ¡del poder de Dios para sanar, redimir,
restaurar y vencer la muerte!
Cuando nos estiramos intencionalmente
contra las barreras de nuestras propias heridas, permitimos que la mano
terapéutica del Espíritu Santo obre en nosotros, para remodelar y rehacer los
lugares en nuestras vidas que alguna vez quedaron cicatrizados. Cuando Su trabajo
de "movilización" está hecho, tú y yo podemos movernos A TRAVÉS de
nuestras cicatrices y usarlas como testimonios de cómo el Señor nos ha sacado
adelante y nos ha restaurado. Entonces, cuando las personas nos vean
funcionando con fluidez a pesar de
nuestro pasado lleno de cicatrices, el poder de Jesús se revela en nosotras,
y Su fama crece a medida que las personas glorifican Su nombre por la obra que Él
ha hecho en nosotras.
Las manos cicatrizadas de Jesús todavía
se estiran ampliamente para darnos la bienvenida. Puedes trabajar en tus
cicatrices de tal manera que tu vida gane la (flexi)bilidad para presentarlo a
Él a los demás también.
Vamos a orar
Maestro Movilizador, obra en mí, Señor.
Trae sanidad profunda a mis heridas. Estira mis cicatrices. Y si binen mi vida
continuará portando las marcas de las heridas pasadas, que mis cicatrices jamás
me impidan servirte de la manera en que TÚ elijas usarme.
En el Nombre de Jesús,
Amén.
Ahora es tu turno
¿Puedes identificar algún área en tu
vida en la cual te sientes retenida o atada? ¿Puedes asociar un caso de
cicatrización como su origen? Si es así, empieza por llevar esta cicatriz al
Señor. A través de la oración y el poder relevante de las Escrituras liberador
de cicatrices, presiona tu dolorosa restricción hasta que se libere. Puedes
necesitar el consejo de una amiga confiable o un profesional para que te ayude
a lograr esto. Pero entiende esto: tus
esfuerzos van a valer la pena al estirarte a ti misma más allá de tu zona de
comodidad. ¡Solo entonces vas a ser libre para avanzar mientras el Espíritu te
guía!
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