Qué Funciona Mejor que la Preocupación



Agosto 31, 2018
Qué Funciona Mejor que la Preocupación
Holly Gerth

La Verdad de Hoy


Entre Amigas

La llamada telefónica entra.  Noticias difíciles al otro lado de la línea.  Escucho e inclino la cabeza.  Para cuando cuelgo siento un peso sobre mis hombros, como si todo dependiera de mí.  Empiezo a preocuparme.  Esto es lo que puedo hacer, ¿no es así?  Puedo cargar con esto como un perro con un hueso viejo.  Puedo roerlo y retorcerlo, enterrarlo y desenterrarlo una vez más.  Seguramente esto será útil, sin duda esto salvará el día.

Pero en ese lugar de temor llega un susurro de Dios a mi corazón: "Tu preocupación no puede cambiar el mundo, solo yo puedo".


¿Quién de nosotros puede hacer que el hijo pródigo vuelva a casa, el matrimonio sea restaurado, la reunión salga bien, el peso desaparezca, las luces se enciendan, los niños se mantengan seguros, lo incorrecto se deshaga, el proyecto salga bien?

La preocupación es seductora porque se siente como el control.  Si estamos preocupadas, debemos actuar.  Debemos cambiar el rumbo.  Pero esto es solo una distracción y un engaño.  Es un objeto brillante para perseguir que nos impide que vayamos a Aquel que realmente puede hacerlo.

Cuando me doy cuenta de esto, no parece una reprimenda; se siente como un alivio.  Jesús, con toda Su dulzura y bondad, Su extravagante misericordia y cuidado, ha quitado la roca de mis manos y me ha dicho:  "No depende de ti".  Mientras me imagino esto veo las cicatrices en Sus propias palmas, escucho Su voz en la cruz diciendo: "Todo se ha cumplido".

¿No es eso lo que realmente queremos saber?  Que alguien se está ocupando de eso, de ellos, de la situación, de la circunstancia, lo que hace que nuestra almohada esté empapada de lágrimas saladas.  Esto es lo que Dios dice que hará.   Él va a velar por los gorriones con sus plumas tenues y huesos frágiles.  Y por nosotros también, con nuestros tiernos corazones y vidas de cristal.

E incluso cuando llegue lo peor, cuando todo se haga añicos, Él puede volver a hacerlo todo (y a nosotras) de nuevo.

Después de la llamada, me siento en el borde de la cama y escucho una canción, con audífonos en los oídos y las manos cruzadas sobre mi pecho.  Susurro: "Dios, libera a esta persona que amo para Ti".  Agrego más palabras, peticiones y esperanzas.   Diré esto de nuevo en la cocina.  En el automóvil.  Mientras estoy sentada en una cafetería.  Porque se requiere más que una sola vez para ganar la batalla contra la preocupación.  Es una elección continua, con la que titubeamos a menudo.  Esto está bien porque Jesús entiende lo que es ser humano.

Lo que libera nuestros corazones no es preocupación; es la adoración.  En otras palabras, llevar todas las cosas difíciles a Alguien que cuida de nosotros.  Elegir confiar y dejar ir.  Creyendo a través de la sangre, el sudor y las lágrimas, que Él misteriosamente obrará todo para bien.

Aquí está en lo que podemos descansar hoy: El Único que alguna vez ha sido capaz de soportar el peso del mundo sobre Sus hombros, es aún lo suficientemente fuerte y amoroso para llevar todo lo que nos preocupa a nosotras también.

Vamos a orar

Dios, Tú eres El que cuida de nosotros.  Vengo a Ti con todo lo que me preocupa y lo entrego en Tus manos sabiendo que Tú eres bueno y puedo confiar en Ti.  Rodéame con Tu amor, lléname con Tu paz, dame la fortaleza que necesito hoy para cualquier cosa que pueda llegar a enfrentar.

En el Nombre de Jesús,

Amén.

Ahora es tu turno

Busca un recipiente o una cesta que pueda ser tu “contenedor de preocupaciones.”  Cuando tengas una preocupación escribe en el frente de un pedazo de papel, ora por esto y luego ponlo en el recipiente como un símbolo físico de entregárselo a Dios.  De vez en cuando, saca tus viejas preocupaciones y escribe las respuestas de Dios a tus oraciones en el respaldo de los pedazos de papel.

Más de las Chicas GiG

Si te gustaría recibir más aliento para los momentos difíciles de la vida lo vas a encontrar en el devocional What Your Heart Needs for the Hard Days, Lo que Necesita tu Corazón para los Días Difíciles, por Holley Gerth o suscríbete a sus email gratuitos HolleyGerth.com.


Traducción:  Norma Galvis

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