Cuando la Herida es Horrible


Agosto 23, 2018
Cuando la Herida es Horrible
Gwen Smith

La Verdad de Hoy

Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer. (Salmos 16: 8, NVI)

Entre Amigas

Danita experimentó una pérdida trágica.  Su esposo Dave era un oficial militar destinado a Pearl Harbor en Hawai.  Un ávido corredor, él era la imagen de la buena salud.  Más de un metro ochenta de estatura, su complexión atlética y bronceada nunca dejó de impresionar a Danita.

Como cualquier otra pareja casada, tenían sus problemas, pero se esforzaron por vivir juntos como uno solo.  Al principio de su hogar se rindieron al Señor.  La fe, la amistad y la diversión fueron los cimientos de su hogar y el cemento que los mantuvo unidos durante los tiempos difíciles.

En octubre de 2003, Dave había estado luchando con algunos problemas de rendición espiritual sobre la posible reubicación de su familia.  En su servicio de la iglesia el miércoles por la noche, Dios se apoderó del corazón de Dave, y no podía esperar para contarle a Danita al respecto.  Cuando se sentaron después de acostar a las niñas, él le dijo que había entregado completamente a Dios los detalles de sus nuevas órdenes y que finalmente estaba en paz.

A la mañana siguiente, Dave se despertó antes del sol y comenzó su rutina matutina mientras Danita dormía.  Justo antes de irse a trabajar, Dave besó tiernamente a Danita.  Cuando sus labios se encontraron, susurró, "Adiós. Te amo, bebé ", luego salió por la puerta.

Si solo Danita hubiera sabido que ese sería su último beso.  Ella lo habría acercado, lo habría abrazado fuertemente y habría mirado sus asombrosos ojos azules. Ella habría dado un profundo respiro para llenar sus sentidos con el aroma de su colonia, habría aprovechado su presencia, y saboreado su calor. Ella le habría dicho que amaba ser su esposa y que estaba lista para su próxima gran aventura juntos.

Cuando sonó el teléfono a las 7:30 a.m., Danita se sobresaltó.  Parecía un poco temprano para que sonara el teléfono.  Una secretaria de la base naval dijo: "¡Dave se ha desplomado! ¡Han llamado al Servicio de Emergencias, y necesitamos que te reúnas con ellos en el hospital!

Las palabras traspasaron el corazón de Danita.

El viaje al hospital fue rápido.  Entró corriendo a la sala de emergencias, solo para descubrir que la ambulancia aún no había llegado.  Mientras corría de vuelta al estacionamiento, un pasaje de las Escrituras inundó su mente. Danita comenzó a decir en voz alta el Salmo 63.

Tan pronto como pronunció las palabras, " tu amor es mejor que la vida, por eso mis labios te alabarán", Danita sabía en su corazón que Dave se había ido. Su alma lo sintió.

Minutos después, una el chillido de una sirena anunció la llegada de la ambulancia.  Cuando los médicos llevaron a Dave a la sala de emergencias y trabajaron frenéticamente para resucitarlo, Danita se precipitó a su lado.  Una enfermera de la sala de emergencias la apartó e insistió en que se sentara en la sala de espera.

Los amigos llegaron, pero Danita no podía hablar.  Se sentó silenciosamente, mientras cada fibra de su ser gritaba: ¡Esto no puede estar sucediendo! Dave es una roca. Es un hombre sano. ¡Es demasiado joven para morir! Señor, ¡por favor no lo dejes morir!

En poco tiempo, llamaron a Danita a la parte de atrás, donde un médico de la sala de emergencia le dijo que Dave había muerto.  El peso de esas palabras la golpeó con el impacto de un disparo de bala a quemarropa.

Le pidió a su mejor amiga que regresara con ella a la habitación donde Dave acababa de ser declarado muerto.  Danita le habló a su marido con sollozos temblorosos mientras su cuerpo yacía sin vida.  Tocó su piel. La calidez se había ido.  Lo besó en la mejilla y le sostuvo la mano una última vez.  Dave estaba con el Señor ahora.

Danita necesitaba aire fresco.  Necesitaba pensar, orar y llorar.

Todo parecía tan loco.  Ella había llegado al hospital como una mujer felizmente casada y estaba saliendo como una viuda desconsolada. Ella navegó a través de la niebla de amigos de apoyo, se dirigió a su automóvil y se dirigió a casa.

El viaje a casa fue algo difícil de soportar para Danita.  El sol brillaba intensamente mientras pasaba frente a automóviles llenos de personas que seguían a la velocidad de la vida mientras su vida se detenía.

Una vez en casa, se dirigió directamente a su habitación. Le clamaba a Dios: "¿Cómo le voy a decir a Kelsey que nunca va a volver a ver a su papá?"  Y Él le respondió.  Un devocional que había estado leyendo la noche anterior estaba abierto en la mesita de noche.  Resaltadas en la página estaban las palabras en el Salmo 16.

Tan devastador como fue la muerte de Dave, había algo especial en la seguridad que su alma sentía mientras sollozaba.  La Palabra de Dios atendió a su hambre desesperada.  Una extraña paz la abrazó.  A pesar de las circunstancias, su alma estaba extrañamente satisfecha.  Ella no estaba sola.  Sabía que su Señor no la había abandonado.

Él estaba con ella en la cama mientras ella lloraba.

Él estaba con ella en el piso de madera cuando ella cayó a llorar.

Él estaba con ella en este tiempo de quebrantamiento.

El apetito de Danita por la provisión de Dios se ha disparado.  Ella jamás había conocido una mayor necesidad de que la fortaleza de Dios viniera a su lado en su debilidad.   Para que Su esperanza viniera a su lado en su desesperación. Para que Su paz reemplazara sus temores.

A través de todo esto, Danita ha sentido el gran alcance, la compasión, y los brazos amorosos de Dios abrazándola en cada momento doloroso.  Él la ha consolado cada vez que ha clamado a Él hundida en la desesperación.

El Señor es consciente de tus circunstancias y de tus necesidades también.  Las Escrituras nos muestran una y otra vez que Dios oye el clamor de Sus hijos.  “Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias.” (Salmos 34:17)

¿De qué tienes hambre hoy?  Dios anhela ser tu porción, satisfacer tus necesidades escenciales, ser fuerte en tu debilidad, y satisfacer tu hambre más profunda.  “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.” (Mateo 5: 6).

Vamos a orar

Amado Señor, por favor enséñame a confiar en Ti incluso cuando las tormentas inesperadas de la vida lleguen.   Ayúdame a recordar que Tú estás cerca, escucha mis clamores, y que estés conmigo y para mí.

En el Nombre de Jesús,

Amén.

Ahora es tu turno

Lee Salmos 16 y Salmos 63: 1-8.  Toma tu diario y escribe algunos versículos que necesites conocer y recordar.

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El devocional de hoy es un extracto del libro de Gwen Broken Into Beautiful. (De Destrozada a Hermosa, solo en inglés). Todo paso de sanidad empieza en el corazón de Dios.  Si te gustaría aprender más sobre cómo tu quebrantamiento puede ser transformado en una ilustración de la belleza de Dios, obtén tu copia hoy.



Traducción:  Norma Galvis

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