La Evidencia del Amor de Dios
La Verdad
de Hoy
Toda rama que en mí no da fruto, la corta;
pero toda rama que da fruto la poda[a] para que dé más fruto todavía.(Juan
15: 2, NVI)
Entre
Amigas
Nuestra habitación de hotel tenía un pequeño balcón que daba a la
piscina. Temprano en una apacible mañana de vacaciones, tomé mi diario, mi Biblia
y una taza de café recién
preparada y luego me dirigí al balcón para tener un tiempo de quietud.
Cuando me instalé, el movimiento en la piscina me llamó la atención.
Observé cómo un hombre de mantenimiento se acercaba a una palmera y tiraba con
fuerza una rama marrón y sin vida de debajo de las hojas verdes. Curiosamente,
antes de que arrancara la rama muerta, ni siquiera había notado que estaba
allí.
Sin embargo, después de que lo sacó, la palmera se veía fresca y
vibrante.
En serio.
¡La poda marcó una diferencia!
Jesús les habló a Sus discípulos y dijo:
»Yo soy la vid
verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la
corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que
les he comunicado. Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como
ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la
vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.
»Yo soy la vid
y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto;
separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es
desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se
queman. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran, y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho
fruto y muestran así que son mis discípulos. (Juan 15: 1-8, NVI).
Con quién pasamos el tiempo realmente importa. (Ejem… ¡Jesús!)
Y lo que decimos y hacemos, y cómo lo decimos y
lo hacemos, también importa realmente.
¡Quédate conmigo aquí! No permitas que la familiaridad de esta Escritura
desvanezca el impacto que tiene sobre ti.
Comprendo hasta lo más profundo lo horrible que se siente cuando mi
caminar y mi conversación no se alinean. Las ramas marchitas en mi corazón
constantemente necesitan ser arrancadas y tiradas. ¿Igual tú?
Para experimentar las bendiciones y el poder del Espíritu de Dios en
nuestras vidas, debemos arraigar nuestra fe profundamente en el suelo de la
Palabra de Dios y luego permitir que Su verdad produzca frutos que maduren con
la evidencia de Su amor. Estos frutos se ven claramente (o no) en la
intersección de nuestra fe y nuestras acciones. He encontrado que cuando tengo
esos días en que solo-quiero-gritar-porque-todo-el-mundo-me-tiene-los-nervios-de-punta,
Dios me encuentra con Su gracia cuando susurro su nombre.
Dios profundizará las raíces y aumentará los frutos de tu fe a medida que
pase el tiempo hablando con Él temprano en la mañana con una taza de café
caliente. Cuando oras y lo alabas de camino al trabajo o cuando sales a correr.
Cuando sientes un pinchazo de convicción en tu corazón sobre ese comportamiento
–o sobre esa respuesta –ese tono –ese acto de desobediencia. Cuando le pides a
Él paciencia y fortaleza cuando tu adolescente cierra de golpe su puerta en
rebelión –o cuando tu hija adulta "se olvida de la moral con la que fue
criada" y se muda con su novio –o cuando las frustraciones aumentan en el
trabajo.
Amor. Alegría. Paz. Paciencia. Amabilidad. Bondad. Fidelidad.
Mansedumbre. Auto control. Para traer gloria a Dios, este fruto de Su Espíritu
debe ser visto en nuestras vidas.
Desafortunadamente, tenemos una gran habilidad para racionalizar nuestros
comportamientos poco fructíferos.
Pero él ... Pero ella ... Pero
ellos ... yo simplemente no puedo ...
Afortunadamente, Dios no espera que nos comportemos así sin Él. De hecho,
simplemente no podemos. Separadas de Cristo, nada podemos hacer. ¿Recuerdas? (v5) Pero cuando permanecemos en Él –cuando
lo buscamos, le obedecemos a Él, saboreamos Su presencia, vivimos para Su
gloria y le damos prioridad a Él por encima de todo lo demás –podemos y vamos a
tener un gran impacto para Dios y experimentaremos el gozo y la paz todos
anhelamos.
El hombre de mantenimiento del complejo no arrancó la rama para lastimar
a la palmera. La podó para aumentar su belleza, salud y vitalidad. Dios hace lo
mismo por nosotros. Él poda a Sus hijos para aumentar nuestra belleza, salud y
vitalidad para nuestro bien y para Su gloria –para hacernos más útiles para Él
y más fructíferas.
Haz una pausa para reflexionar sobre esta pregunta: ¿Hay algunas ramas muertas colgando de tu
árbol?
Vamos a orar
Amado Señor, Te agradezco por Tu perfecto amor
que me capacita para ser fructífera y hermosa. Por favor retira cualquier rama muerta
en mi vida. Como oraba el salmista: “Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón;
ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y
guíame por el camino eterno.” (Salmos 139: 23-24,
NVI).
En el Nombre de Jesús,
Amén.
Ahora es tu
turno
¿Qué tan
fructífera es tu vida? Lee Juan 15: 1-17 y pasa un tiempo reflexionando sobre el plan de Dios
para ti para hacerte más fructífera.
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puedes hacer hoy para volverte más fructífera?
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Traducción: Norma
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