El Otro Pródigo



Enero 31, 2019
El Otro Pródigo
 Arlene Pellicane

La Verdad de Hoy

Mientras tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música del baile. Entonces llamó a uno de los siervos y le preguntó qué pasaba. (Lucas 15: 25-26, NVI)   

Entre Amigas

Mi hija menor Lucy come despacio. Una noche, cuando terminé mi ensalada, miré a Lucy, de 8 años, ¡y me sorprendió ver que su plato estaba limpio! Ella me había vencido a la hora de la cena. Esto fue un gran logro porque en la mayoría de las noches, ella seguía comiendo sus últimos bocados, mientras que el resto de la familia estaba lavando platos.
Exclamé: "Lucy, me has vencido en la cena de esta noche. ¡Te voy a dar un dólar!

Su hermana mayor Noelle exclamó: “¿Qué??? Yo también te gané, pero no me estás dando un dólar. Termino de comer mi cena antes de Lucy todas las noches y jamás me has dado un dólar".

Inmediatamente, reconocí este diálogo como un giro moderno de la parábola del hijo pródigo. En Lucas 15: 11-32, Jesús cuenta la historia de un hombre que tuvo dos hijos. El hijo menor le pidió su parte de su herencia, una solicitud escandalosa y fría que era similar a decir: "¡Ojalá estuvieras muerto, para que yo pudiera tener tu herencia para gastarla!" El padre aceptó su solicitud y el hijo pródigo viajó a un país lejano. Él malgastó todo su dinero en una vida lujosa. Hambriento y llevado hasta el extremo de sí mismo, razonó que incluso el sirviente más bajo de su padre vivía mejor.

Decidió viajar a casa. Su padre no solo lo estaba esperando, lo restauró como un hijo. Hizo una lujosa celebración para el hijo rebelde e insensato que había vuelto a casa.

Ingresa el hermano mayor. Cuando descubrió que la fiesta era para su hermano menor, se puso furioso. No solo se negó a asistir al banquete cuando su padre le suplicó, sino que se negó a llamar a su hermano por su nombre. Lo llamó "este hijo tuyo". Se quejó de que lo había estado obedeciendo durante años, pero jamás recibió un banquete para comer con sus amigos y celebrar.

“Hijo mío”, dijo el padre, “tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.”(Lucas 15: 31-32, NVI).

El hijo estaba molesto porque su padre había perdonado a su hermano rebelde que había estado viviendo de forma salvaje y malgastando el dinero, mientras que él se quedó en casa para hacerse cargo y trabajar.

Si yo fuera el hermano mayor, creo que yo también lucharía. Es una gracia generosa y temeraria que dice: "¡Tus errores pasados ─sin importar cuán graves sean ─¡son perdonados! Todo está bien." Guau, así es como nuestro Padre Celestial nos trata. Esta parábola arroja luz sobre cómo es el Dios  Padre.

Sin embargo, cuando vemos que la gracia se extiende a un hombre o una mujer que ha hecho algo muy doloroso e incorrecto, podemos actuar como ese hermano mayor. Podemos ser lentos en regocijarnos y ser cautelosos en aceptar. Jesús dirigió esta parábola a los fariseos y escribas porque se quejaban de que Jesús recibía a los pecadores y comía con ellos. Al igual que el hermano mayor en la parábola, ellos se enfocaron en seguir la ley al pie de la letra, pero no entendieron el espíritu de la ley. Estaban en las reglas, pero no en la relación.

Volviendo a mi mesa de la cena, cuando me di cuenta de que mi hija mayor estaba disgustada porque estaba organizando una fiesta de un dólar para su hermana menor que finalmente había terminado su cena a tiempo, decidí hacer una broma.

"Hija mía", le dije grandiosamente a mi hija Noelle. “Siempre has comido rápido y siempre estaré contigo, proporcionándote comida para cenar. Tu hermana que siempre ha sido lenta, al fin fue rápida. Ella estaba perdida, y ahora ha sido encontrado. ¡Mataré al becerro gordo y te serviré una hamburguesa para celebrar!

Todos nos reímos mucho al respecto. Mi esposo, James y yo, chocamos las manos sobre la mesa.

Esa noche pudimos vislumbrar cómo era ser ese hermano mayor, preguntándonos por qué razón su hermano perezoso y descarriado merecía una celebración. Pero si Dios va a ser generoso en su amor por la gente, nosotros también podemos serlo.

Vamos a orar

¡Gracias por ser mi amoroso, generoso, perdonador, y dadivoso Padre Celestial! Me alegro porque Tus brazos están siempre abiertos hacia mí. Ayúdame a alegrarme cuando otros hagan las paces contigo, en lugar de ser crítico o disgustarme como el hermano mayor de la parábola.

En el Nombre de Jesús,

Amén.

Ahora es tu turno

¿Has luchado con la auto justificación o sentimientos de lástima por ti misma?

Toma un momento para descansar en el hecho de que Dios te acepta totalmente y te ama a ti y a los demás. Él es abundante en misericordia. Él corre hacia ti. Nada puede separarte de Su amor.

Más de las GiGs

La rivalidad entre hermanos no se encuentra solo en las Escrituras. Muchas veces, ¡eres testigo de primera mano en tu casa! Si puedes usar algo de aliento en el área de la crianza de los hijos, revisa el libro de Arlene y las series en vídeo, Parents Rising: 8 Strategies for Raising Kids Who Love God, Respect Authority, and Value What’s Right. Formación para Padres: 8 Estrategias para Levantar Hijos que Aman a Dios, Respetan la Autoridad, y Valoran lo Correcto.


Traducción: Norma Galvis.

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