El Otro Pródigo
La Verdad de Hoy
Mientras
tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercó a la casa,
oyó la música del baile. Entonces llamó a uno de los siervos y le preguntó qué
pasaba. (Lucas 15: 25-26, NVI)
Entre Amigas
Mi hija menor
Lucy come despacio. Una noche, cuando terminé mi ensalada, miré a Lucy, de 8
años, ¡y me sorprendió ver que su plato estaba limpio! Ella me había vencido a
la hora de la cena. Esto fue un gran logro porque en la mayoría de las noches,
ella seguía comiendo sus últimos bocados, mientras que el resto de la familia
estaba lavando platos.
Exclamé: "Lucy, me has
vencido en la cena de esta noche. ¡Te voy a dar un dólar!
Su hermana mayor
Noelle exclamó: “¿Qué??? Yo también te gané, pero no me estás dando un dólar. Termino
de comer mi cena antes de Lucy todas las noches y jamás me has dado un
dólar".
Inmediatamente,
reconocí este diálogo como un giro moderno de la parábola del hijo pródigo. En Lucas 15: 11-32,
Jesús cuenta la historia de un hombre que tuvo dos hijos. El hijo menor le
pidió su parte de su herencia, una solicitud escandalosa y fría que era similar
a decir: "¡Ojalá estuvieras muerto, para que yo pudiera tener tu herencia
para gastarla!" El padre aceptó su solicitud y el hijo pródigo viajó a un
país lejano. Él malgastó todo su dinero en una vida lujosa. Hambriento y llevado
hasta el extremo de sí mismo, razonó que incluso el sirviente más bajo de su
padre vivía mejor.
Decidió viajar a
casa. Su padre no solo lo estaba esperando, lo restauró como un hijo. Hizo una
lujosa celebración para el hijo rebelde e insensato que había vuelto a casa.
Ingresa el
hermano mayor. Cuando descubrió que la fiesta era para su hermano menor, se
puso furioso. No solo se negó a asistir al banquete cuando su padre le suplicó,
sino que se negó a llamar a su hermano por su nombre. Lo llamó "este hijo
tuyo". Se quejó de que lo había estado obedeciendo durante años, pero jamás
recibió un banquete para comer con sus amigos y celebrar.
“Hijo mío”, dijo
el padre, “tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Pero teníamos
que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero
ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.”(Lucas 15: 31-32,
NVI).
El hijo estaba
molesto porque su padre había perdonado a su hermano rebelde que había estado
viviendo de forma salvaje y malgastando el dinero, mientras que él se quedó en
casa para hacerse cargo y trabajar.
Si yo fuera el
hermano mayor, creo que yo también lucharía. Es una gracia generosa y temeraria
que dice: "¡Tus errores pasados ─sin importar cuán graves sean ─¡son
perdonados! Todo está bien." Guau, así es como nuestro Padre Celestial nos
trata. Esta parábola arroja luz sobre cómo es el Dios Padre.
Sin embargo,
cuando vemos que la gracia se extiende a un hombre o una mujer que ha hecho
algo muy doloroso e incorrecto, podemos actuar como ese hermano mayor. Podemos ser
lentos en regocijarnos y ser cautelosos en aceptar. Jesús dirigió esta parábola
a los fariseos y escribas porque se quejaban de que Jesús recibía a los
pecadores y comía con ellos. Al igual que el hermano mayor en la parábola, ellos
se enfocaron en seguir la ley al pie de la letra, pero no entendieron el
espíritu de la ley. Estaban en las reglas, pero no en la relación.
Volviendo a mi
mesa de la cena, cuando me di cuenta de que mi hija mayor estaba disgustada
porque estaba organizando una fiesta de un dólar para su hermana menor que
finalmente había terminado su cena a tiempo, decidí hacer una broma.
"Hija mía",
le dije grandiosamente a mi hija Noelle. “Siempre has comido rápido y siempre
estaré contigo, proporcionándote comida para cenar. Tu hermana que siempre ha
sido lenta, al fin fue rápida. Ella estaba perdida, y ahora ha sido encontrado.
¡Mataré al becerro gordo y te serviré una hamburguesa para celebrar!
Todos nos reímos mucho al
respecto. Mi esposo, James y yo, chocamos las manos sobre la mesa.
Esa noche pudimos vislumbrar cómo
era ser ese hermano mayor, preguntándonos por qué razón su hermano perezoso y
descarriado merecía una celebración. Pero si Dios va a ser generoso en su amor por
la gente, nosotros también podemos serlo.
Vamos a orar
¡Gracias por ser mi amoroso,
generoso, perdonador, y dadivoso Padre Celestial! Me alegro porque Tus brazos están
siempre abiertos hacia mí. Ayúdame a alegrarme cuando otros hagan las paces
contigo, en lugar de ser crítico o disgustarme como el hermano mayor de la
parábola.
En el Nombre de Jesús,
Amén.
Ahora es tu turno
¿Has luchado con la auto
justificación o sentimientos de lástima por ti misma?
Toma un momento para descansar
en el hecho de que Dios te acepta totalmente y te ama a ti y a los demás. Él es
abundante en misericordia. Él corre hacia ti. Nada puede separarte de Su amor.
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La rivalidad
entre hermanos no se encuentra solo en las Escrituras. Muchas veces, ¡eres
testigo de primera mano en tu casa! Si puedes usar algo de aliento en el área
de la crianza de los hijos, revisa el libro de Arlene y las series en vídeo, Parents Rising: 8 Strategies for
Raising Kids Who Love God, Respect Authority, and Value What’s Right.
Formación para Padres: 8 Estrategias para Levantar Hijos que Aman a Dios, Respetan
la Autoridad, y Valoran lo Correcto.
Traducción: Norma Galvis.
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