Simplemente Hazlo
La Verdad de Hoy
Supongamos
que uno de ustedes tiene un siervo que ha estado arando el campo o cuidando las
ovejas. Cuando el siervo regresa del campo, ¿acaso se le dice: “Ven en seguida
a sentarte a la mesa”? ¿No se le diría más bien:
“Prepárame la comida y cámbiate de ropa para atenderme mientras yo ceno;
después tú podrás cenar”? Así también
ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, deben decir: “Somos
siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber”».. (Lucas 17: 7-8, 10 NVI)
Entre Amigas
Fue
una batalla sobre los pies.
Le
dije a mi hija pequeña que tenía que lavarse los pies en la bañera. Ella se quejó.
Gimió. Protestó.
Unos
días después, para mi completa sorpresa, no se quejó en absoluto de lavarse los
pies. En su lugar, simplemente fue al baño, abrió el agua y metió los pies.
Exclamé:
"¡Bien hecho! ¡Me obedeciste enseguida sin quejarte!
Estaba feliz de alabar a mi hija por mejorar su actitud y comportamiento,
pero cuando piensas en esto, simplemente estaba cumpliendo con su deber.
Realmente no fue tan extraordinario.
Hace unas generaciones, dudo que una madre se hubiera sorprendido o encantado con
un niño que siguió las instrucciones para lavarse. Ella no habría esperado nada
menos.
Vivimos
en una sociedad donde los niños son muy elogiados por cumplir con sus deberes. ¡Guau, limpiaron sus propios platos! Wow, se
fueron a la cama cuando se les pidió! ¡Guau, le dieron las gracias al mesero!
Como adultos, podemos tener esta misma actitud. Podemos esperar
reconocimiento, elogios, galardones y premios simplemente por cumplir con
nuestros deberes. Nuestro versículo clave pinta la imagen de un día normal en
la vida de un sirviente y su amo. Se espera que los sirvientes hagan la
voluntad de sus amos o empleadores. Su trabajo no es un favor; es un servicio
requerido. Por lo tanto, si un sirviente había estado trabajando todo el día
cuidando las ovejas, y llegaba a la hora de la cena, él simplemente no se
recostaba para descansar. Su amole diría que hiciera algo para cenar.
¿No te
suena familiar esa parte de hacer la cena?
Lucas 17: 8-10 dice acerca del amo: “¿No se le diría más bien: “Prepárame
la comida y cámbiate de ropa para atenderme mientras yo ceno; después tú podrás
cenar”?” ¿Le daría las gracias al sirviente porque hizo lo que se le dijo que
hiciera? Por lo tanto, tú también, cuando hayas hecho todo lo que se te pidió
que hicieras, deberías decir: " Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.”
Jesús está aclarando nuestros roles. Nosotros somos los siervos y Él es
el amo, no al revés. Cuando obedezco a Dios, puedo sentirme inflada y orgullosa.
Me imagino ganando una "insignia de excelencia cristiana" por invitar
a un amigo a la iglesia o preparar una comida para mi familia después de un
largo día. Pero la verdad es que estoy cumpliendo con mi deber como siervo de
Dios. El siervo de Dios busca obedecer los mandamientos de Dios sin cuestionar
y sin negociar una recompensa.
¡Oh,
qué clase de siervo es este!
Amigas, cuando Dios nos pide que hagamos algo, simplemente hagámoslo. Sin
queja. Sin arrebatos. Sin lloriqueos. Que podamos servir alegremente a Jesús. Él
es un amo que nos ha dado todo lo Suyo.
Vamos a orar
Amado Jesús, Tú eres mi amo y
yo soy Tu sierva. Hoy te voy a servir con alegría, sin quejas ni excusas.
Ayúdame a reconocer que mis deberes son como hija de Dios y acojo esas responsabilidades.
Perdóname por quejarme y ayúdame a ver qué bendición puede ser servir a los
demás en mi vida.
En el Nombre de Jesús,
Amén.
Ahora es tu
turno
¿Si eres totalmente honesta, ves
que Dios existe para servirte y satisfacer tus necesidades, o te ves a ti misma
existiendo para servir a Dios?
Reflexiona sobre lo que
significa en tu vida diaria que Dios sea el amo y que tú seas el siervo.
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Si estás casada,
probablemente te has dado cuenta que ser una buena esposa incluye tanto deleitarte
en tu matrimonio como hacer lo correcto incluso cuando no te gusta. El libro de
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Traducción: Norma Galvis.
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