Especialmente en Lugares Tenebrosos
La Verdad
de Hoy
Entre
Amigas
No pude evitar notar los zapatos voladores. Dispersos en las líneas de
electricidad por todo El Salvador se encontraba par tras par de tenis viejos y
sucios que se habían atado y colgado sobre los cables que bordeaban las calles.
En el autobús, nuestro guía los señaló, contando la historia de que esos zapatos
tenis sirven como marcadores del territorio para las pandillas violentas y los
cárteles de la droga.
Establecen límites y reclaman quién dirige qué en determinadas partes de
la ciudad.
Mi corazón escudriñaba través de las barreras del lenguaje, económicas y
culturales que me separaban de ellos. Me incitaron a entender más
profundamente. Angustiada por las implicaciones y el mal. Movida a hacer algo.
A ayudar. A proteger.
Cuando bajábamos del autobús en cada área, la guía daba instrucciones
específicas sobre lo que podíamos comer y beber, el tiempo que teníamos para la
parada, los peligros del área y los desafíos que enfrentaban los locales.
Estaba agradecida por su dirección y conocimiento. Me ayudó a saber qué hacer y
cómo responder. Me hizo sentir más confiada. Más segura. Con el guía, el viaje
fue mucho mejor de lo que hubiera sido si hubiera tratado de explorar la región
por mi cuenta.
Salmos
48 celebra la
presencia de Dios y lo muestra como nuestra Seguridad, nuestro Defensor y Guía.
Un buen guía sabe lo que hace. Él tiene la historia de fondo de los
lugares a los que vas y es capaz de responder las preguntas que surgen a lo
largo del viaje.
Una buena guía se queda contigo, incluso en los lugares aterradores, y te
ayuda a ver y entender la historia, el significado y la cultura a medida que
pasa por nuevos lugares.
Una buena guía acepta tus preguntas, te advierte del peligro y te hace
notar los zapatos tenis sobre las líneas eléctricas.
Es fácil sentirse perdido y atrapado por las barreras de la vida que nos
impiden comprender o saber qué camino tomar. “¡Este Dios es nuestro Dios
eterno! ¡Él nos guiará para siempre!”. (Salmos 48:14,
NVI)
Mientras leo el Salmos 48:14,
respiro con una confianza fresca. Dios no es solo un buen guía, sino la única
guía perfecta.
Él es el Guía que necesito. El Guía que camina
conmigo por el camino, ofreciendo protección y dirección. Nuestra seguridad y
paz se amplían cuando prestamos atención a las instrucciones de Dios.
Vamos a orar
Amado Señor,
En Tu Presencia encuentro alegría y seguridad.
Gracias por ser mi Defensor y mi Guía. Te agradezco por ofrecerme acceso a Tu
interminable protección y dirección. Por favor ayúdame a saber qué hacer
con_______________________.
En el Nombre de Jesús,
Amén.
Ahora es tu
turno
Lee Salmos 143: 8. “Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en
ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti
elevo mi alma.”
¿Cuáles son
las dos peticiones que hace el salmista? ¿Cuál es la respuesta elegida? ¿Le harás
la misma petición y le darás la misma respuesta hoy? ¿Qué necesitas para
confiar en Él?
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Traducción: Norma Galvis
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