Buscando el Amor en Todos los Lugares Equivocados



Septiembre 5, 2018
Buscando Amor en Todos los Lugares Equivocados

La Verdad de Hoy

Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos» (Mateo 19:14, NVI).

 Entre Amigas

Creo que gran parte de nuestro estrés es el resultado de una constante e innata búsqueda de amar y ser amado.  Como resultado, los problemas surgen cuando buscamos amor en los lugares equivocados.

Por años, luché desesperadamente por ser cristiana con solo un conocimiento intelectual de quién era Dios y lo que quería ser en mi vida.  El resultado fue una existencia lastimosamente superficial con estrés y frustración como mis constantes compañeros.

Crecí en un hogar cristiano, asistiendo a la iglesia cada vez que las puertas estaban abiertas.  No fue hasta la escuela secundaria que la integridad espiritual de un dinámico pastor de jóvenes me hizo tener hambre y sed de algo más.  Yo quería conocer a Dios y experimentar su amor incondicional.

Durante un servicio especial de la iglesia el sábado por la noche, me senté en mi lugar habitual, agarrando la parte trasera del banco frente a mí mientras luchaba con Dios sobre la condición de mi alma y mi seguridad eterna.  Después de todo, era una miembro de la iglesia muy activa, solista y pianista para nuestros servicios de adoración, e incluso dirigía un coro de niños.  Qué vergonzoso caminar por ese pasillo, admitiendo a todos que había estado viviendo una mentira.

Mi mente argumentaba que sabía todo acerca de Dios ─y entonces la verdad más profunda de ese argumento me golpeó.  Sí, sabía sobre Él, pero no lo conocía a Él.  Su amor perfecto no se conforma nada menos que con una relación íntima y amorosa con sus hijos.

¡Esa noche conocí a Jesús!  Rendí todo lo que conocía de mí misma por todo lo que conocía de Él.  Descubrí rápidamente que todavía tenía que lidiar con la vida en lo cotidiano y todavía tenía que enfrentar situaciones estresantes.  La diferencia era que el amor de Dios ahora me precedía, me rodeaba y me sostenía mientras vivía cada día.  Saber que somos amados fomenta la satisfacción y la paz en nuestros corazones, y cuando nuestros corazones están llenos de paz, hay poco espacio para el estrés.

Cuando nuestro nieto era un bebé, su madre le enseñó a Justo el lenguaje de señas.  Una de sus palabras favoritas para señalizar era "más".  Una noche, lo estaba meciendo para que se durmiera, cantando todas sus canciones favoritas. Cuando terminé de cantar y comencé a levantarme, Justo estiró sus manitas y señaló "más".  ¿Me senté de nuevo y canté un poco más? ¿las aves vuelan? ¿Los peces nadan?

Con lágrimas corriendo por mi rostro, canté "Jesús me Ama" hasta que Justo estaba profundamente dormido.  Me senté en la mecedora, solo sosteniéndolo, pensando en cuánto amo a este bebé.  En ese momento de silencio, el Espíritu Santo susurró a mi corazón: "Mary, Jesús también te ama".  Mientras Justo y yo nos mecíamos unos minutos más, el estrés del día se desvaneció y volví a visitar el momento en que conocí a Jesús y experimenté por primera vez Su amor inalterable.  Esa celebración íntima llenó mi corazón y no dejó lugar para nada más que el amor de Dios.

Sí, Jesús me ama, y ​​Él también te ama.

Vamos a orar

Padre, vengo a Ti, agradeciéndote por el amor que me has dado a través de la vida y de la muerte de Tu Hijo, Jesucristo.  Por favor, ayúdame a caminar en ese amor cada día con la fe de un niño.

En el Nombre de Jesús,

Amén.

Ahora es Tu Turno

Ahora mismo, donde sea que estés, permite que las palabras de esta sencilla canción te guíen a una celebración íntima del amor de Dios por ti.


Cristo me ama, bien lo se
Su palabra me hace ver
Que los niños son de aquel
Quien es nuestro amigo fiel.


Sí, Cristo me ama.
Sí, Cristo me ama.
Sí, Cristo me ama.
La Biblia dice así.

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Traducción:  Norma Galvis

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